miércoles, octubre 26, 2005

Cuentos de Monimbó

Con una imaginación fantástica, los pobladores del barrio de Monimbó en la ciudad de Masaya son famosos por sus cuentos de ceguas y micas o chanchas brujas. 

Narra don Juan Bautista Jiménez Ortiz tallador artista de dicho lugar que "en aquellos tiempos, Monimbó se alumbraba con candiles, la gente pasaba y decía 'buenas noches' y se acostaba temprano, pero a medianoche se escuchaban pasos arrastrados en los senderos a orillas de las casas. Era la chancha bruja, cuyo sitio preferido para asustar era de Las Cuatro Esquinas una cuadra arriba. 
A mí me tocó vivir esa experiencia. Resulta que yo tenía una mi novia en San Juan, ahí por donde está ahora el Estadio Roberto Clemente. Una vez regresaba a eso de las diez u once de la noche de la visita y tenía que pasar por fuerza en ese lugar. No había luz, solo candilitos en ciertos sitios y una que otra lámpara de carburo.
Venía con temor, pero haciéndome el muy hombre. De repente sentí que todo el cuerpo me vibró, oí el hociquear del animal cerca de mí y pasar su sombra. Me dio terror escuchar ese ruido, porque ya sabía a ciencia cierta que era el animal que representaba al Diablo. ¿Cómo fue ese ruido? Era como si el animal estuviera lanzando horribles ronquidos. Como pude corrí hacia mi casa y lo primero que hice fue pegar un grito: ¡Papá!, porque sabía que mi padre, que es pariente del difunto Victoriano Chávez, me podía defender en aquel trance. “¿Qué te pasa?”, me preguntó. Pues que me salió la chancha bruja, le digo. “Eso se te nota, pues traes cara de miedo —me dice— vamos a ver eso (salió). Ahí no hay nada”. Pero yo temblaba de temor, él se fue, le dio la vuelta a la manzana y volvió al mismo lugar: nada había. "

Según narra D. Enrique Peña Hernández en su libro Folklore de Nicaragua, estas apariciones infernales aprovechan la oscuridad de las noches, el ambiente de superstición y la imaginación de los pobladores para asustar a los tunantes con el objeto de causar daño por causa de venganzas, celos, despechos o enemistades y hasta efectuar robos y raterías a sus anchas. 



Historia de Juan Bautista Jiménez es un fragmento de "El famoso tallador que hizo pacto con el diablo" de Mario Fulvio Espinosa publicado en La Prensa, 24 de julio 2005.

Cuadro: "Pueblo", de
Manuel García Moia
, pintor primitivista nicaragüense.

martes, octubre 25, 2005

La leyenda del Cacique Chontal

"Juigalpa, conocida como 'Tierra de caracolitos negros', cuenta con leyendas atrayentes para quienes las escuchan. Una de ellas habla sobre el cacique Chontal, líder de los indígenas de esta zona en tiempos de la Conquista, y del que se deriva el nombre de este departamento.

Se dice que era un jefe indio sumamente rebelde, indómito, que no aceptaba autoridad externa porque era extremadamente autónomo. Aunque no hay registros históricos sobre él, y los chontaleños conocen muy poco de su existencia y vida, el historiador Omar J. Lazo asegura que el cacique Chontal fue un guerrero que combatió fieramente contra los españoles, cuando éstos llegaron a estas tierras para conquistarlas.

En esas luchas y cuando ya los indígenas fueron diezmados, Chontal se echó a huir cargando un valioso tesoro. No se sabe tampoco qué contenía ese tesoro. Pudo ser oro, pero otros creen que pudo tratarse de reliquias religiosas, las cuales eran hechas en su mayoría de oro.

Chontal huyó y buscó refugio en la cordillera Amerrique, por su altura y la selva que la cubría. Era un perfecto escondite. Pero no contaba con que los españoles de antaño eran tipos obstinados. Por éstos últimos fue perseguido sobre la cordillera Amerrique. Llegó a la punta más alta de la sierra y, acorralado, prefirió lanzarse al despeñadero antes de ser capturado, tras referir que 'era un cacique indómito' Aunque para el poeta chontaleño, Guillermo Rothschuh Tablada esa versión no es tan realista por cuanto no hubo un testigo ocular en aquel tiempo. 'Tengo mis reservas', reiteró el poeta Rothschuh; sin embargo, afirmó que la etnia chontal fue la que predominó en el departamento.

El campesino Santos Leiva, de 38 años, quien habita con su familia desde hace siete años en la finca 'Quinta Regina', contó que todos los años, durante Semana Santa, se divisa una misteriosa luz que se apaga y se enciende, desde la peña de la que se lanzó Chontal, conocida ahora como la Peña del Cacique. Aunque aseguró que el fenómeno no lo asusta, ya que podría tratarse de personas que llegan hacer fogatas para en ese tiempo. También explicó que en esa peña existe una cueva sin fin, puesto que turistas han intentado dar con el fondo del abismo, pero les ha sido imposible."


Mercedes Sequeira
"La caída del Cacique"
La Prensa, 18 de mayo, 2003

Foto y más información de Chontales: Latinoamerica-online

sábado, octubre 22, 2005

Chico Largo, el poderoso chamán de Ometepe


"...Dice la tradición que durante el período colonial vivió en aquella zona Francisco Rodríguez, más conocido como Chico Largo, un joven alto, flaco, fuerte, de ojos negros, cabellos lacios, nariz afilada y labios finos. Chico gustaba de pasear a caballo por la noche, y jamás se le conoció relación con mujer alguna, lo que acrecentaba el misterio en torno a su figura...

Chico Largo era un chamán muy poderoso, descendiente de los brujos indígenas más sabios, que tuvieron que irse de Rivas al llegar los colonizadores españoles, encabezados por Gil González Dávila, y cuyos descendientes viven aún en la isla. Al parecer, Chico Largo poseía increíbles poderes sobrenaturales y a él acudían tanto nativos como colonos en busca de sus favores mágicos.


Cuando alguien hacía un pacto con Chico Largo para obtener cualquier deseo, el brujo utilizaba sus artes para lograr lo solicitado; pero si una vez obtenido el favor no respetaban dicho pacto, este los conducía a un extraño lugar, una especie de ciudad subterránea situada en torno a la Laguna Verde y conocida por los lugareños como El Encanto.


Lo verdaderamente insólito es que algunos cazadores que se han perdido en la zona mientras perseguían a alguna presa entre los bosques de la Laguna Verde, aseguran haber llegado a ese sitio.


Según la leyenda, en aquella ciudad, los traidores al pacto, eran convertidos en animales y esclavizados. Lo curioso es que la leyenda de los hombres transformados en animales se mantiene hasta nuestros días, y algunos carniceros de Ometepe juran haber descubierto en algunos novillos y vacas sacrificadas, dientes de oro.


Lo más curioso de esta historia es que aún en la actualidad se producen extraños fenómenos o encuentros con misteriosas entidades en la isla, interpretados por los nativos como obra de Chico Largo."


Miguel BlancoFragmento de "Ometepe, la isla del fin del mundo" El Nuevo Diario, 29 de diciembre, 1999. Esta y otras fotos de Ometepe pueden ser vistas en InturEl Brujo del Charco Verde - Versión de la Revista Enlace Chico Largo y los misterios de Ometepe - Versión Aniko VillalbaOtros cuentos de la Isla de Ometepe 


'Chico Largo" como enfoque cultural


Esta famosa leyenda retoma el tradicional tema del pacto con el diablo por dinero. Otra versión más actual presenta un enfoque cultural y ambiental de “Chico Largo” como guardián de la identidad indígena y ecológica de Ometepe, según detallan Silvia y Luis Sierra, en un folleto emitido por el Proyecto Museo y Ecoturismo de la Fundación Entre Volcanes. - La primera versión, señalan, es que en “Charco Verde” vive “Chico Largo”, quien compra la vida de la gente con un pacto. Les brinda bienestar material durante un tiempo, pero tarde o temprano les cobra la deuda con la vida del sujeto que es convertido en ganado. 

- Otra versión, la de don Hipólito Cerna, de Moyogalpa, señala a “Chico Largo” como un guardián de tradiciones. Dice que este era hijo de mama Bucha o Tiburcia y descendiente del Cacique Nicarao, pero que los españoles lo bautizaron como “Chico Largo”. 


- Refieren que “Chico Largo” es un viejo indígena que cuida la tumba del Cacique Nicarao, cuyos restos descansan en algún lugar de “Charco Verde”. “Chico Largo” además cuida del bosque, sus animales, peces, cusucos, es el primer protector de la naturaleza de Ometepe. 


 Fragmento tomado de Ometepe por Noelia Sánchez Ricarte, La Prensa, 27 de mayo del 2001.


viernes, octubre 21, 2005

Anécdotas de La Judea



La Judea tiene una historia de curiosas anécdotas. En Nindirí se comenta que don Pedro López, que salió de Jesús, se casó con la joven que había interpretado a María. En otra ocasión el que hacía de Diablo estaba jalando con María y antes de salir a escena estuvieron romanceando y ella salió con el rostro todo encontilado.

Cuando yo era niño, en Masatepe, recuerdo que cuando ya estaba montada la presentación de La Judea, faltando poco para la Semana Santa, se supo que María estaba embarazada de Judas y la barriga era tan notoria que se tuvo que suspender La Judea.

En otra ocasión uno de los soldados romanos era vendedor de pescado y andaba por las calles del pueblo, anunciando el producto al grito de: “El pescado mareño, el pescado mareño”. Todo fue que saliera al escenario del cine y todo el chavalero comenzamos a gritar: “El pescado mareño, el pescado mareño”, y el hombre se enojó tanto que se bajó y nos comenzó a seguir. La función fue suspendida por más de una hora.

No se me olvida cuando el que hacía de Gestas, mal ladrón, estaba tan nervioso que le fueron a comprar medio litro de guarón para que agarrara valor. Cuando llegó el momento de la crucifixión estaba tan bolo que comenzó a gritar improperios contra los soldados romanos, llamándolos por sus verdaderos nombres, incluyendo apodos, mentándoles a sus progenitoras hasta que lo bajaron de la cruz y se lo llevaron mientras gritaba que era muy hombre y que ningún pendejo lo iba a crucificar. 



21 de marzo de 2005

jueves, octubre 20, 2005

Si pequeña es la patria, uno grande la sueña


Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo;
pueblo que tiene la conciencia de ser vivo,
y que, reuniendo sus energías en haz
portentoso, a la Patria vigoroso demuestra
que puede bravamente presentar en su diestra
el acero de guerra o el olivo de paz.

Cuando Dante llevaba a la Sorbona ciencia
y su maravilloso corazón florentino,
creo que concretaba el alma de Florencia,
y su ciudad estaba en el libro divino.

Si pequeña es la Patria, uno grande la sueña.
Mis ilusiones, y mis deseos, y mis
esperanzas, me dicen que no hay patria pequeña.
Y León es hoy a mí como Roma o París.

Quisiera ser ahora como el Ulises griego
que domaba los arcos, y los barcos y los destinos.
Quiero ahora deciros ¡hasta luego!
Porque no me resuelvo a deciros ¡adiós!

Fragmento de Retorno
Rubén Darío [1907]

Para leer el poema completo haga click
aquí.

(Foto: Monumento Poético a Rubén Darío, Managua, Nicaragua)


martes, octubre 18, 2005

Cuentos de San Rafael del Sur


El municipio de San Rafael del Sur también guarda sus historias, memorias increíbles de tiempos pasados donde encontramos personajes como el anciano don Manuel Gutiérrez Pilarte que con buen humor y entusiasmo se jacta no sólo de haber visto pasar la Carreta Nagua, uno de los espantos más temidos y antiguos de Nicaragua, sino que incluso, insiste haberse montado en ella hace más de medio siglo y aún sigue vivo para contarlo.


“Eran como las doce de la noche y todavía estaban en la mesa jugando cuatro muchachos, dos contra dos. En eso se oyó que por la calle venía rechinando algo, aquellos hombres salieron corriendo para sus casas y yo me quedé en el billar, esperando que pasara lo que hacía ese ruido y vi que era una carreta”, afirma el anciano. “Al pasar la carreta frente a la puerta del billar —continúa— yo me monté en la parte de atrás y cuando vi quién la iba guiando sólo mire que era un esqueleto, lleno de huesos, pero no sé por qué no me dio miedo y seguí sentado en la parte trasera, hasta que me di cuenta que la tal carreta iba para el lado del cementerio, entonces me bajé y me fui a mi casa, en medio de la oscuridad, porque en esos días la gente se alumbraba con candil y sólo unas cuantas casas tenían luz eléctrica”, dice con elocuencia don Manuel.


A partir de ese suceso, dice don Manuel que ya no le tuvo miedo a nada y la fama corrió por el pueblo hasta que un día un amigo suyo que dudaba de su valentía lo retó diciéndole, que si se atrevía a ir sólo a las doce de la noche al cementerio y dejar una señal, le daba cien córdobas.

Esos cien pesos son míos —pensó— y esa misma noche se fue solito al cementerio y dejó un puñado de tierra encima de la sepultura de un muerto, con lo que convenció al amigo que le tuvo que pagar lo convenido no sin antes felicitarlo: “¡Ajá hombré, vos sí que me la das a creer que sos valiente!”

Historia de D. Manuel Gutierrez es fragmento de "El viaje de don Manuel en la carreta nagua" Orlando Valenzuela/La Prensa, 3 de diciembre, 2000.


lunes, octubre 17, 2005

Las mágicas Cuevas de Salinas

Ubicadas a unos cuantos kilómetros del Municipio de Camoapa, departamento de Boaco, las Cuevas de Salinas tienen fama de haber sido labradas por los duendes, según cuentan los pobladores de dicha región. Aquí algunos fragmentos que escribiera Auxiliadora Martínez acerca de este misterioso lugar:

"Una de las pocas comunidades indígenas del departamento de Boaco, que aún conserva algunas de sus costumbres y bellezas naturales, es la antigua comarca de Salinas, donde existe un conjunto de misteriosas cuevas que según la creencia de los lugareños, fueron construidos por los duendes. Las Cuevas de Salinas. Así las llaman los pobladores descendientes de los Ulwas, una tribu originaria de la zona de Matagalpa. (...) El historiador Julián N. Guerrero, en el diccionario nicaragüense, señala que fueron construidas por los aborígenes que habitaron el territorio, sin embargo, los parroquianos tienen la creencia que fueron labradas por los duendes. Alrededor de las Cuevas de Salinas han surgido varias leyendas y mitos, que las convierten en un lugar mágico y un sitio que es muy visitado por estudiantes y algunos extranjeros que llegan al municipio de Camoapa.
Don José Mercedes Pérez López, de 56 años, nativo de Salinas, cuenta que cuando era chavalo como de 12 años, encontró una luz en una laja, a la que la gente le dice diamante, esa misma luz se ha visto en el interior de las cuevas, hecho que también es confirmado por la profesora Zenelia del Socorro. Don Fabián Amador, tío de Jacinto Amador Pérez, quien es el dueño de las tierras donde se encuentran las cuevas, refiere que en épocas pasadas, la gente decía que esas cosas eran una virtud, como la supuesta piedra de moler que está adentro de las cuevas y que nadie ha podido sacar porque solamente le sale al que tiene la virtud.

Cuentan los lugareños que hace más de cien años llegó a las cuevas un anciano llamado Sal, en compañía de dos guapas chavalas, una se llamaba azúcar y la otra cacao, los que en el día salían por todo el valle y cuando les daban de comer algo simple, el viejito se rascaba cualquier parte del cuerpo y le salía sal para echarle a la comida. Por eso las personas del lugar le tenían asco y empezaron a tratar mal al anciano, quien muy enojado les dijo a los habitantes que si se iba del lugar con sus hijas, gritaría fuerte y se iría a vivir al cerro que le contestara. A eso de las 12:00 de la noche, el anciano lanzó dos gritos y el que le contestó fue el cerro Mombacho, desde ese entonces se fue a vivir a ese lugar y nadie más llegó a habitar las Cuevas de Salinas.
Sin embargo, dicen que éstas son habitadas por los duendes, porque se escuchan sonidos extraños y antiguamente en el lugar se perdían niñas chiquitas y tiernitas, las que enseguida eran encontradas en las cuevas. Entre esas historias, se comenta el caso de las hermanitas Pérez, a quienes se les apareció un niño vestido de rojo mientras jugaban en el patio de su casa, de donde se llevó a la niña más pequeña, la mayor al ver que se llevaban a su hermanita siguió al hombrecito, pero de pronto sintió sueño y se durmió, luego al despertar y verse sola regresó a su casa, entonces la niña contó lo sucedido a sus padres que ya estaban preocupados. Los padres de la menor avisaron a sus vecinos y reunidos se dieron a la tarea de buscar a la niña y así llegaron a las cuevas. Desde esa época, las niñas que se perdían eran encontradas en el lugar y para que pudieran regresar a sus casas los familiares llevaban música, comida y mucha gente para que bailara, sólo de esa manera los duendes regresaban a las niñas."


Foto: Los Farallones de Piedra Labrada, Boaco. Agradezco al Señor Eduardo Manfut quien me ha permitido compartir fotos de su colección.

viernes, octubre 14, 2005

Leyendas de Ocotal

Dicen que don Jorge Calderón Gutiérrez, poeta, músico, pianista, maestro y experto en minas, es el hombre con más memoria en Ocotal. Con más de 75 años de vida para estas fechas o "75 paquetes bien fumados" como dice él, sus lecciones de historia y sus relatos están llenos de la magia que sólo la experiencia puede brindar. Considero que nadie mejor que él para conocer un poco las tradiciones de ese bello departamento de nuestro país.
"Mi abuelita materna me contaba algunas (leyendas), pero la mayoría de ellas las conocí por boca de la servidumbre. Decían que La Sucia salía en el río, era una mujer gigantesca y huesuda, de pelo largo, que con voz chillona decía a cada rato: 'Tomá tu teta, tomá tu teta." Por esa mujer horrible los muchachos no nos bañábamos ahí después de las cinco de la tarde. También dicen que salían el duende rojo y el duende verde, a mí no me apareció ninguno de los dos, jamás, pero a la gente sí, y les siguen apareciendo. Esas visiones nunca van a dejar en paz a nuestra gente, pues surgen a partir de un fenómeno cultural. Otro par de fantasmas eran el cadejo negro y el cadejo blanco. El negro era maligno, el blanco no. 'Cuando te salga el maligno —me decían— tenés que darle el lado derecho del camino'. Pero a mí nunca me salió ni la Sucia, ni la Mocuana, ni me amarró a la bestia la Piedra Embrujada de Orosí. Porque decían que en Orosí había una piedra embrujada, a los que pasaban por ahí de noche un ser invisible amarraba las patas de sus bestias con hilos invisibles, y ahí quedaban, no pasaban. Pero yo pasé muchas veces por Orosí y por Intelí donde dicen que salía Diego Izquierdo... y nada. 
Diego Izquierdo era un ánima en pena que en forma de luz aparecía en la noche para perder a la gente. Yo iba a pasar mis vacaciones a Santa Bárbara, cerca de Jalapa, y también a visitar a una amiga, eran nueve horas en buena bestia, pasé infinidad de veces por el llano y nada del famoso Izquierdo. Lo que pasa es que a mí desde niño me mandaron a estudiar al Pedagógico de Diriamba, eran cinco días de viaje, había que viajar a caballo, llegar a Condega, después a Estelí, después a El Sauce, de ahí en tren a León, luego otro día más hasta Managua y otro en tren para Diriamba. En el Pedagógico la enseñanza era muy buena, recuerdo que se daba filosofía, sociología, economía, astronomía, raíces griegas y latinas, muy buen francés e inglés. Los hermanos eran de avanzada, recuerdo a los curas Esteban y Manuelino que me enseñaron que esos aparecidos no existen, ni siquiera existe el diablo. Pero eran bellas esas leyendas y quedaban como parte de un folclor encantador. En la noche, como no había luz eléctrica, nos alumbrábamos con fogatas en la calle. Fue una revolución asombrosa la aparición de las lámparas de carburo. Lo usual era recogerse a las ocho de la noche, y entonces, desde las seis de la tarde, comenzaban las consejas. Las cuentacuentos eran, la cocinera, la planchadora y mi abuelita, porque en la casa dormía toda la gente... Claro, a mí como niño no dejaban de asustarme con esas cosas, pero entre el gusto y el susto ahí estaba oyendo, parando bien la oreja, aunque después mi tío José me repitiera que esas cosas no existían... Eran sabrosas esas tertulias familiares."
Historia de D. Jorge Calderón, fragmento de "Las remembranzas ocotaleanas de don Jorge Calderón Gutiérrez" Mario Fulvio Espinosa
La Prensa, 28 de abril, 2002.

martes, octubre 11, 2005

Leyendas de Playa El Coco

"Denis Calderón guarda en sus archivos la famosa historia del pirata Morgan, que se supone ocurrió en la Playa El Coco, donde se encuentra enterrado el famoso tesoro. 'Una gigantesca cadena de oro y un tesoro están enterrados en la Playa el Coco, a 20 minutos al Sur de San Juan, esperando al valiente que se atreva a retar al demonio y cumplir el ritual para sacarlo', narra el comienzo de la leyenda del tesoro del pirata Morgan, que ha sido recopilada por Calderón. 

Cuenta la historia que nadie sabe con certeza la fecha que Morgan 'asedió, asaltó y hundió un galeón español' y que posterior a eso, cuando encontró el tesoro, supuestamente este pirata lo enterró en la Playa el Coco, pues otros lo asediaban. Se supone que luego lo recuperaría. Se dice que durante 300 años el tesoro ha permanecido escondido a la espera de su rescate 'pero una fuerza misteriosa que se manifiesta en olas repentinas y la petición diabólica de dar un hijo a cambio del tesoro, ha disuadido a muchos que han pretendido tenerlo', cuenta la historia. También se dice que la única posibilidad de encontrar el tesoro exige que el número de buscadores sea impar, 'pues de lo contrario no podrían hallar jamás la entrada a la bóveda donde está el tesoro'. 
Otra de las leyendas, cuenta de la existencia de una gigantesca cadena de oro que aseguran se encuentra enterrada en el estero de la Playa del Coco y 'que sólo es visible en el mes de octubre, cuando las lluvias torrenciales la dejan al desnudo'. "

Escrito por Orlando Valenzuela
29 de diciembre, 2002

El Sisimique y otras leyendas del Norte

Hace algunos años leí un artículo interesante en La Prensa Literaria que narra algunas antiguas leyendas nacidas y alimentadas en nuestras hermosas montañas del norte. No quisiera que historias como el Sisimique, la Serpiente de los 3 Pelos y La Ciguacoatl entre otras, se nos pierdan en la memoria, especialmente los que no vivimos en Nicaragua. Así que transcribo aquí un par de ellas, y dejo el enlace del artículo completo para la persona que desee disfrutar la lectura en su totalidad.

El Sisimique

Contaban que siempre que comenzaba a oscurecer se aparecían dos enormes animales con cara de hombre, tenían los ojos rojos como llamas, una cola bien larga y se llamaban el Sisimique y el Sisimicón. Decían que estos animales se les aparecían a las muchachas solteras y que si les gustaban se las llevaban enrolladas con la cola. Donde primero se aparecían era en el río y después seguían el camino para la casa y que en camino iban llamando a las muchachas a las que les gustaba hacerle ojitos a los hombres, y se oían unos gritos y gruñidos que nadie podía imitar. Decían que para que el Sisimique y el Sisimicón no entraran a las casas no había que hacer ruido, muchos menos reírse, ya que las risas de las mujeres era lo que más les gustaba. A varias muchachas se las habían robado, porque ellas eran bien bandidas y ellos sabían dónde había mujeres que les coqueteaban a los hombres.

Recopilado por: Francis Orozco, La Prensa Literaria, Sábado 18 de mayo de 2002.

La Ciguacoatl

Cuenta la leyenda que en un antiguo pueblo aborigen, asentado a orillas del Río Viejo, existía una hermosa mujer esposa del cacique principal. Se decía que esta mujer, de proceder extraño y misterioso, acostumbraba ir todos los viernes a un determinado lugar del río, llevando abundantes alimentos, aves ricamente preparadas y sabrosas bebidas. Uno de los servidores del cacique, extrañado por el comportamiento de la mujer, determinó seguirla a prudente distancia. Lo que vio ese día lo aterró tanto que echando a correr fue a contárselo a su Señor. El cacique no dijo nada a su mujer fingiendo ignorancia. El siguiente viernes la sigió, y confirmó lo que le dijera su servidor. Vio, según dice la leyenda, que sentada en una piedra junto al río golpeaba con su mano el agua, y al llamado emergía impetuosamente una inmensa serpiente que tenía su cueva en el mismo río. El terrible reptil, posaba su inmensa cabeza en las bellas piernas de la mujer, y una vez alimentada, serpiente y mujer se entregaban al placer sexual. El indignado esposo mató a la infiel mujer. Entonces la enfurecida serpiente agitó las aguas del río y su corriente destruyó el milenario pueblo. Según la leyenda, los sobrevivientes reconstruyeron su pueblo, al cual dieron por llamar Ciguacoatl, que en lengua nahuatl significa mujer serpiente .


Recopilado por: Luis Castellón, La Prensa Literaria, Sábado 18 de mayo de 2002.
Las Leyendas y Tradiciones de Matagalpa y Jinotega compilación dirigida por los profesores de Antropología Bayardo Gámez y María Dolores Álvarez. El trabajo de campo fue hecho en 1998 por los estudiantes de las Carreras de Ciencias Sociales y Lengua y Literatura del Centro Universitario Regional de Matagalpa. Ilustraciones de Bayardo Gámez.

domingo, octubre 02, 2005

Leyendas del mar de don Leoncito Lara




"Es sano para el espíritu escuchar las narraciones de los pescadores en los atardeceres, cuando han concluido sus labores y el mismo mar reclama un descanso. Mitos y leyendas surgen entonces, interminables, acompañadas de los sonidos eternos del océano.

"Don Leoncito tiene cien años de vida, es un viejo moreno, alto y fibroso, rostro enjuto, requemado por mil soles. Sin duda es el patriarca de El Ostional, donde todo el mundo lo conoce y lo respeta, lo que incluye a su esposa de igual edad, doña Berta Lidia Collado, que, sentada en un taburete, escucha atenta hablar a su marido. 

Una vez me fui a pescar con un amigo a esos lados de La Flor, por esos lados de El Coco. Cuando veníamos de regreso a eso de las cuatro de la tarde, vimos que salía, de allá de aquellas costas, una embarcación de vela. “Esos son los Pomares que andan pescando”, dijo mi amigo. “Podría ser”, le contesté. Pero me fijé que a pesar de ser de vela, el bote venía a gran velocidad... Aun así no rompía aguas, parecía que iba en el aire. Cuando ya venía cerca le digo: “Fijáte que no viene nadie de gente...”, hombré, y el tal bote siguió mar adentro, y de repente se quedó quieto, vertical, no lo mecían las olas... “Vamos”, le dije a mi amigo. “Vamos, pues”, me contestó, pero cuando enfilamos hacia allá, aquella lancha desapareció. Nos temblaban las canillas de miedo, y con un calenturón regresamos a la casa... Son muchos los misterios que tiene el mar y estos ojos han visto algunos. Me dijeron que debía haber llegado hasta el velero y que ahora sería millonario... A lo mejor... Tal vez por cobarde sigo siendo pobre. "


Fragmento de Mario Fulvio Espinosa
"Don Leoncito y Rogelio cuentacuentos del Mar"
La Prensa/2 de septiembre, 2001


La mujer encantada de El Ostional




Continúa don Leoncito Lara:

Siempre se habló en El Ostional (Rivas) de una mujer encantada, y es cierto, porque yo la miré. Estaba bien chavalo y vivía con mi abuela cuando una noche salí a hacer aguas, estaba la luna bien buena. Iba caminando en un claro de jícaros cuando casi me le paro sobre el estómago a la bendita mujer que estaba acostada boca arriba. Lo raro es que el pelo le caía hasta aquí (hace un ademán para señalarse la cadera), era alta, muy alta y blanca, vestido de blanco también, cara ‘ligueña’... De buen tipo era la mujer... Pegué el brinco y regresé a la casa todo chirizo del susto. ‘¿Qué te pasó?’, me preguntaron, Es que ahí en el patio hay una mujer así y asá. Salimos en grupo, pero, qué iba a haber nada, ya no estaba la mujer... Pero todavía aparece de vez en cuando. Otra noche me dirigía donde una familia amiga que iba a matar un cerdo. Iba por un sendero cuando veo que otro hombre viene en sentido contrario, estábamos como a unas diez varas uno del otro cuando me tropiezo con una piedra... Solo bajé la vista y la volví a enderezar y ya no había nada, el hombre había desaparecido. Cuando llegué a la matanza pregunté que quién había pasado por el camino, y me dijeron que nadie. Y fíjese, yo ya voy a cumplir cien años y siempre oía decir que tanto ese hombre como la mujer llegaban a los ranchos a asustar... No sé si serán almas en pena o brujerías... ¿Quién sabe?. 


 Fragmento tomado de Don Leoncito y Rogelio, cuentacuentos del mar
Escrito por Mario Fulvio Espinosa
 La Prensa, sep 2, 2001



Blog de Martha Isabel Arana - ¡Bienvenidos!

          Cuando un nicaragüense emigra, además de su maleta, sus temores e ilusiones, lleva consigo todos sus recuerdos más queridos. C...