martes, abril 26, 2011

El hombre de la Paula Pasos

Escrito por Orlando Ortega Reyes
(Fragmento tomado del blog Los hijos de septiembre)

    Para conocer el origen de esta expresión en particular debemos remontarnos a la ciudad de Rivas, tal vez a los años cuarenta.  En esa época se hizo famoso un estanquillo que tenía una señora llamada Paula Pasos.  La señora en cuestión se esmeraba en servir el mejor guaro de la región, además de unas bocas y platillos “discutidos” como se decía, prueba de lo anterior era el famoso mondongo de los lunes.  Se comentaba que la citada señora tenía un carácter fuerte y un espíritu comercial bastante agudo y relataban en el pueblo que cuando la demanda superaba la oferta de mondongo, sólo con el objeto de no defraudar a los clientes, se permitía agregarle agua a la sopa y a introducirle una candela de sebo.  No obstante, para curarse en salud, advertía a los parroquianos: -No quiero que nadie me reclame por la sopa.   La mujer en referencia tenía un compañero de vida que era aficionado a los placeres etílicos, pero que a pesar de contar con el material bélico en su propia casa, su compañera no le permitía que superara la dosis que ella estimaba pertinente.

    Cuentan que en cierta ocasión el compañero de doña Paula, después de haber agotado su mínima cuota asignada por ella, se quedó con el deseo de continuar ingiriendo alcohol y como tampoco tenía acceso al dinero, tuvo que buscar alguna alternativa viable.  Después de mucho cavilar recordó que en la Alcaldía Municipal se manejaba la distribución departamental de guaro, tal vez a nivel institucional o tal vez a nivel personal del alcalde.  El asunto es que, compelido por su deseo etílico, decidió irrumpir en el edificio de la Alcaldía, en ese momento solitario y una vez adentro, tuvo todas las reservas alcohólicas a su disposición.  Hubiese terminado con todo el guaro, si no es que ya intoxicado le dio por empezar a gritar y a cantar, llamando la atención de los vecinos que inmediatamente dieron parte a las autoridades.  Intervino la Guardia Nacional y se llevaron preso al intruso, quien al momento de ser llevado al Comando, lo único que se le ocurrió gritar fue: -Soy el hombre de la Paula Pasos.

Después de dejar a su compañero un tiempo prudencial tras las rejas, doña Paula Pasos arregló el asunto con la Alcaldía y consiguió su libertad.  Desde luego, la anécdota fue la comidilla del pueblo por un buen tiempo y se llegó a hacer famosa la expresión: -Soy el hombre de la Paula Pasos.   Con el tiempo, dicha expresión se extendió por todo el territorio nacional y a alguien se le ocurrió agregarle a la expresión: El Hombre, la cola: de la Paula Pasos.  De tal manera que durante los años sesenta y setenta era muy común en toda Nicaragua escuchar: Llegó el Hombre de la Paula Pasos, Ahí va el Hombre de la Paula Pasos.

(Entrada completa del blog de Orlando Ortega Reyes: El hombre de la Paula Pasos)

viernes, abril 22, 2011

Origen del vigorón


    Sobre el origen de este plato hay una creencia muy generalizada que proviene de la ciudad de Granada y que fue inventado a inicios del siglo XX. No obstante, investigaciones serias nos indican que su origen se remonta muchos años antes y no precisamente en la Gran Sultana. Según Jaime Wheelock Román, en su libro La comida nicaragüense, el chicharrón con yuca es una comida que tiene sus origenes en los obrajes y laboríos de añil de Rivas, Nandaime, La Paz Centro y Nagarote, en donde se mantenían cantidades considerables de esclavos. Aquí es importante aclarar que no se trata de un plato que aparece como una reminiscencia de la gastronomía de los países africanos de donde eran originarios los esclavos, sino como una alternativa de costo eficiencia, tal como lo expresaría algún economista, contemplada por los explotadores, dueños de esos centros de producción, que trataban de asegurar las energías de sus esclavos mediante una alimentación lo más barato posible. En este sentido, el chicharrón constituía en aquel tiempo un subproducto casi de desecho que por lo tanto tenía un precio bastante reducido y la yuca que se plantaba en todo esa región del Pacífico, con cosechas generosas, también constituía una alternativa que con un bajo precio proporcionaba proteínas y calorías suficientes. Así pues, por mucho tiempo, estos esclavos se acostumbraron a esta combinación, de tal manera que al momento de su liberación y desplazamiento hacia las diversas regiones del país, el chicharrón con yuca quedó como un alimento que formaba parte de su dieta regular.

    A Granada, sin embargo, le cabe el honor de ser la cuna de la comercialización de este platillo, así como su nombre. Aparentemente, la crónica más fidedigna sobre lo anterior es la que fue rescatada por el periodista granadino Augusto Cermeño en la Revista Turistas, del trabajo del Dr. Alejandro Barberena Pérez, que narra que el vigorón fue inventado por María Luisa Cisneros Lacayo, del Barrio La Islita de Granada, conocida popularmente como “La loca” y que tuvo la idea de vender en los juegos de beisbol de la Gran Sultana un plato con yuca cocida, chicharrón y ensalada picante. Habría que anotar que de alguna manera, María Luisa conocía este plato, que hasta entonces se manejaba a nivel familiar y su gran aporte fue sacarlo a vender a la calle. Otro gran aporte fue el nombre, que muchos coinciden que lo tomó de un tónico muy de moda en aquella época: el Tónico Vigorón, así que doña María Luisa no estaba tan loca.

Fragmento original escrito por Orlando Ortega Reyes en su blog Los Hijos de Septiembre




jueves, abril 21, 2011

La Virgen de la Piedra


    En el Libro XXII de Bautismos, al Folio 175, se encuentra la siguiente nota de Monseñor Nicolás Antonio Madrigal: "El día 6 de agosto de 1947, por la tarde, se colocó la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y la de Juan Diego, en una piedra natural al otro lado del río, en la salida para la montaña..." La imagen fue traída a Dipilto el día 10 de febrero de 1947 y desde entonces comenzó a derramar sus gracias y favores entre los pobladores del lugar, del departamento y más allá de sus fronteras.

    El primero de los milagros del que tenemos testimonio fue la cesación de una peste que afligió al pueblo de Dipilto, consistente en calenturas con sudor fétido y gran delirio, llegando a punto de estar las casas a puertas cerradas por estar todos sus moradores en cama. Queda constancia de que la petición del pueblo fue atendida por la Santísima Virgen de Guadalupe, naciendo de este hecho una confianza tal en la intercesión de la Virgen, que las gentes de todos los apuros y enfermedades acudían a la Virgen y notaban que con las aguas del río frente a la piedra se curaban sus males.


Casi a los siete años de estar favoreciendo únicamente a los habitantes del pueblo, que la han venerado, la Santísima Virgen quiso extender su maternal protección a otros pueblos, tanto de Nicaragua como de Honduras, haciendo brotar una fuente el día 29 de junio de 1953 en el barranco. El día 4 de agosto se hizo explorar el lugar y buscar causas naturales que explicaran el aparecimiento de agua en el lugar donde nunca había habido.

Texto tomado de "Santísima Virgen de la Piedra", Dipilto, Nueva Segovia. Imprenta Arquidiocesana de Managua.  

(Foto cortesía de María Auxiliadora León Báez)

lunes, marzo 14, 2011

Jinotepe, cerro de vientos, chilotes y eterna privamera



"Se escuchó el Alabado, detonaron los morteros, cargacerradas y cohetes, repicaron las campanas de la Santa Iglesia Parroquial Santiago Apóstol de Jinotepe, anunciando que está de fiesta y que Santiagüito se iba a su tradicional demanda mayor."  - Blog Jinotepe, Carazo (Población, gente, cultura y tradiciones)










Historia de la Iglesia Parroquial Santiago 

"A gozar del indio viejo, el ahicao, el nacatamal
los buñuelos, los chicharrones, la sabrosa chicha de máiz
todo el pueblo se desborda en las calles de mi ciudad
los fieles pagan promesa, la fe va creciendo más...."

(Fragmento de Jinotepe, Canción a Santiago 
del Dr. Fabio Sánchez Arana 
 tomado de Yoyita)

Tope de los Santos








Agradezco a Uriel J. Herrera por la fotografía de la Iglesia Santiago que ha tenido la amabilidad de proporcionarme para este tema y a Maribel  López- Samcam por abrirme las puertas virtuales de su Jinotepe querido.

sábado, marzo 12, 2011

¿Te acordás?


 
Qué recuerdos tan bonitos
Los que vienen a mi mente
Los de un país muy sufrido
Donde quedó toda mi gente.

Recuerdo mi tortilla,
La chicha y el vigorón
En el parque de Granada
Que vendía doña Chon.

Y el sabor de un mondongo
Con aquella cuajadita
Yendo para Masatepe
En un domingo a comer.

Dónde está mi pinolillo,
El cereal y el pinol
Para comerme su chingaste
Aunque me de congestión.

Cómo quiero carne asada
Con su gallo pinto también
Y la cebada con pelota
Que me hacía tanto bien.

Y La Riviera con sus raspados
Muy cerquita del Gabriel
Cuando en época de estudiante
Hacíamos la “leonesa” riendo sin poder.

Y te acordás del chancho frito
Con la yuca reventada?
No se te hace agua la boca
Y te morís por un poquito?

Ya deseara andar en coche
En Masaya o en Granada
Con sus caballos cholencos
En el Calvario o La Calzada.

Deseara tener en frente
Un plato de moronga frita,
Una hoja con baho caliente,
Comer todo y caer redondita.

Y que decís de mi leche agria
¡Como la podría olvidar!
Si me salvo de la goma
¡Que me hacía reventar!

Mi querida Nicaragua
Cuando te volveré a ver
Y en Managua mi casita
Que con lucha pude tener…

Te dejé mi tierra amada
Más para siempre no habrá de ser
Pues no pierdo la esperanza
De con mi amor besar tus pies!

Esther Mendoza Urbina  – 2011



Foto cortesía de José Rafael Burgos

sábado, febrero 26, 2011

Matrícula de primer grado

Por Alcides Rojas Chavarría (n. en Managua, 1966)

Imagino que todos recordarán el día de su matrícula escolar para el primer grado de la escuela primaria.

Mi hija mayor Daira Marcela, mi segundo hijo David Alcides y mi hija Natalia Giselle han ido a su primer día de clases en el nivel Maternal de Kindergarten a sus dos añitos de edad. Por mi parte, asistí a la escuela primaria formal con siete años ya cumplidos en febrero de 1973 - quizás porque haber sido el ‘cumiche’-, como se dice ‘entre tarde’ a la escuela y directo al primer grado.

Pues bien, después del terremoto del 23 de diciembre de 1972 que destruyó la ciudad de Managua, mi abuelita Yeyita nos llevó a su casita en la comarca “Valle de Las Mayorgas”, a ocho kilómetros de Chichigalpa en el departamento de Chinandega. Con el tiempo, mi abuelita materna se enfermó y mi Mamá acordó con mi Papá que se quedaría cuidándola. Yo feliz de vivir ‘en el monte’ viendo gallinas, chanchos, caballos, vacas, carretas de bueyes cargadas de caña de azúcar que pasaban hacia la molienda en el trapiche de don Cristóbal Sarria; tomando guarapo (jugo de caña), comiendo alfeñiques con semillas de marañon o del árbol de panamá, miel y dulce de caña, jalando agua del pozo a caballo o ‘a pulso’ (estorbando más que ayudando), y todo esto lo recuerdo como "mis años maravillosos" de niñez.

Vivir mi niñez en el campo, es el motivo por el cual a pesar de ser nacido en Managua, Por Gracia de Dios, el primer y segundo grados de primaria los cursé en una escuelita rural que fue construida por la comunidad del Valle con el auspicio de CARITAS Nicaragua.

El día de la matrícula mi mamá tuvo que viajar a la ciudad de León acompañando a mi abuelita Yeyita a una consulta médica, entonces ‘me dejó recomendado’ con Adolfo, el esposo de mi hermana mayor Lidia Esperanza, para que me llevara a la escuelita a matricularme, él iría a matricular a Tadeo, su hijo mayor y sobrino mío, casi de mi edad.

Pues bien, nos tocó el turno de entrar al aula donde una maestra muy guapa y chela anotaba las matrículas. Ella conocía a Tadeo y recuerdo que dijo: "Tadeo, termino primer grado el año pasado y ya sabe leer, pero... y este niño, ya sabe?". Diciendo esto, me llamo y puso sobre la mesa una revista que debió ser una Buen Hogar ó una Vanidades, alguna así por lo que recuerdo haber visto en la portada, y me dijo: "A ver, qué dice aquí?". Yo, pues sólo la quede viendo y no supe que decir, era obvio que NO SABIA LEER. Al quedarme callado, se dirigió a Tadeo y este leyó algo que ni recuerdo. Inmediatamente, Ella saltó con aire triunfante diciendo: "Tadeo a segundo grado. Este niño a primer grado porque NO SABE NADA. Todavía es «un animalito silvestre»". Esto último lo recuerdo clarito, me sentí apenado, humillado con esas palabras y más cuando vi a Tadeo con una sonrisa burlona y a mi cuñado repitiendo "animalito silvestre” mientras intentaba tocarme la cabeza.

El corto trayecto de la escuelita a la casa de mi abuelita Yeyita, lo hice en silencio, y al llegar me fui a llorar al fondo del patio, arriba de un palo de guayaba, enojado conmigo, con mi Mamá, con mi cuñado, con la maestra h...de p... (de quien ni siquiera recuerdo su nombre, pero que era arrecha, buena a dar reglazos en las palmas de las manos y que vivía en la ciudad de Chinandega)  y por NO SABER LEER.

Parece que cuando llego mi Mamá, preguntó si me habían matriculado y Tadeo le dijo que si, en primer grado porque NO SABIA LEER. Ella quizás se preocupó y recuerdo que cierto día me llamó, lavaba una ropa de cama y mientras tendía una sabana sobre un tendedero hecho de piedras lisas, me señalo un libro cuya portada era –eso lo recuerdo bien- “un chavalo cargando su bulto y corriendo”, meses después cuando ya sabía leer, leí ese libro, se llamaba «A Prisa», lo había usado un hermano mío en su cuarto grado. Me ufano de poder afirmar que ‘mi primera lectura’ aprendida de memoria porque la repetí mecánicamente muchas veces fue: «Terremoto - Madrugada - en silencio - reposa la gran villa» que después supe es un soneto de Rubén Darío que dice así:

TRÍPTICO DE NICARAGUA
III
TERREMOTO

Madrugada. En silencio reposa la gran villa
donde de niño supe de cuentos y consejas,
o asistí a serenatas de amor junto a las rejas
de alguna novia bella, timorata y sencilla.

El cielo lleno de constelaciones brilla,
y su oriente disputan suaves luces bermejas.
De pronto, un terremoto mueve las casas viejas
y la gente en los patios y calles se arrodilla

medio desnuda, y clama: “¡Santo Dios! ¡Dios fuerte!
¡Santo inmortal!” La tierra tiembla a cada momento.
¡Algo de apocalíptico mano invisible vierte!...

La atmósfera es pesada como plomo. No hay viento.
Y se diría que ha pasado la Muerte
ante la impasibilidad del firmamento.

Rubén Darío (1867, 1916), De "Poesía Dispersa"

Regrese a la escuelita un día del mes febrero de 1973. Mi maestra de primer grado se llamaba María Cristina Arauz, de apenas unos diecinueve años que creo aún estudiaba en la Escuela Normal de Chinandega o de León, era una chaparrita blanquita, tan preciosa y delicadita que parecía una muñequita, yo la miraba como la maestra más linda del mundo, nos quiso mucho y la quisimos mucho. Se portó excelente y nos enseñó, con dedicación y paciencia, las típicas canciones y juegos infantiles escolares; así como a leer y a escribir. Yo aprendí a leer rápido, ya para el mes de abril del 73 sabía leer muy bien ‘de corrido’, sin deletrear ni vocalizar las sílabas. El libro que usábamos se llamaba “Mi primera Victoria” o simplemente “Victoria”.

Desde 1974 nunca más he vuelto a ver a mi maestra María Cristina (“regálame una rosa que sea primorosa”) del primer grado de primaria, solamente conservo su nombre en el amarillento certificado de notas que me entrego con un beso en mi mejilla, un remoto día a inicios del mes de diciembre de 1973. Los mejores alumnos del primer grado fuimos Felipa Ulloa Zapata -me han dicho que ‘se la llevó el Mitch en octubre de 1998’- y Yo. Mi premio fue un regalo que la maestra María Cristina pago de su propio bolsillo: ‘una caja de galletas rellenas y un par de calcetines de color celeste’, ese regalo fue como si me hubiesen dado una medalla de oro. Mi Mamá y mi Papá ya ni se diga de los orgullosos que estaban. Esa vez mi Mamá si me acompaño para el acto de entrega de notas.

Historia enviada por Alcides Rojas Chavarría, para ser publicado en Nicaragua de mis Recuerdos, 28 de junio, 2011.

¡Felicidades en su Día maestros nicaragüenses! 

29 de junio, 2011



 

lunes, enero 17, 2011

Nagarote: apuntes sobre un municipio azul



Por Luis José Castro Jerez

Dicen que Nagarote nació del romance entre el Genízaro y el Xolotlán durante una noche estrellada…. Otros dicen que Nagarote es el resultado de una noche de amor entre el Genízaro y la Luna allá en las playas de Miramar… Bueno, como quiera que sea, los nagaroteños somos descendientes directos del Genízaro y hermanos de las estrellas y del agua, ya sea que provenga ésta de un mar de agua dulce o de un mar de agua salada… Quizás por eso será que a los nagaroteños nos gusta viajar y cruzar océanos y lanzar siempre flechas a la Luna sin temor al fracaso. Como quiera que sea, apuntamos bien alto, hacia el cielo o a la Luna, nuestra madre…. Si fallamos el tiro, no importa: igual, aterrizamos sobre las estrellas, nuestras hermanas. Y, como hijos del histórico Genízaro, echamos profundas raíces en nuestro suelo natal y, no importa el lugar o país donde nos encontremos, el amor a nuestro Nagarote se mantiene siempre vivo en nuestros corazones a pesar del paso del tiempo.

En 1899 Nagarote tuvo tres sacerdotes: Julio Escoto Vargas, José Antonio Zúñiga y Jesús María Lara. Al Padre Lara le tocó darle la bienvenida al nuevo siglo. Mientras en el año 1900 el mundo contemplaba admirado la prueba del Zeppelín, París se regocijaba con su primera línea del metro, la guerra de los bóxers estallaba en China, Nietzche moría en Alemania el 25 de agosto y Freud publicaba en Viena “La Interpretación de los Sueños”, Nagarote despuntaba al siglo XX como un pueblo polvoriento, azotado continuamente por las inundaciones provocadas por los severos inviernos y sus pobladores sufrían el embate de las enfermedades gastrointestinales, la tuberculosis y el paludismo.

Si intentamos visualizar a Nagarote a inicios del siglo pasado nos daríamos cuenta de que el pueblo de entonces era muy diferente al que podemos observar en la actualidad. Las calles eran extremadamente arenosas y llenas de muchos hoyos producto del estancamiento de las aguas de desecho que vertían los vecinos la mayoría de las veces sin ningún tipo de control. Las fuertes corrientes producto de las lluvias contribuían al deterioro permanente de las mismas. Los peatones tenían que estar siempre muy pendientes de ir esquivando los baches del terreno y evitar los charcos y los atolladeros de lodo. Tengamos presente que las calles de nuestro amado pueblo recibían diariamente los productos de desecho natural de los animales (cerdos, caballos, burros, bueyes, vacas, perros, gallinas, etc.) que circulaban libremente sobre ellas, además de los desechos de las aguas de lavado que eran regadas a diario por los vecinos del pueblo.

En noviembre de 1900 se inició la construcción del tramo ferrocarrilero entre Managua y León; la cual culminó el 26 de junio de 1902. Las ventajas que trajo la construcción del ferrocarril para Nagarote fueron: el empleo de mano de obra local, el inicio del negocio de los cortes de leña y el comercio de durmientes para el tendido de los rieles y la reparación de las vías y como combustible para el tren; al mismo tiempo, una agilización modesta del comercio local en general. Sin embargo, la llegada del mismo trajo como consecuencia la deforestación a la cual fueron sometidos los bosques circundantes de nuestro pueblo y la desaparición de quebradas y vertientes que abundaban en Nagarote; entre ellas, la histórica quebrada o “riíto” que corría a la sombra del colosal Genízaro, y la cual había servido durante siglos como fuente de abastecimiento de agua a los vecinos del lugar. Podríamos decir entonces que así como el año 1901 trajo para los ingleses el final de la Era Victoriana con la muerte de la Reina Victoria; la llegada del ferrocarril a Nagarote trajo consigo el primer atentado a la riqueza ecológica de nuestro pueblo y el final de la primera Era Azul del Municipio.


Apuntes del Sr. Luis José Castro Jeréz recopilados por Martha Isabel Arana el 1ro de febrero de 2010.

Blog de Martha Isabel Arana - ¡Bienvenidos!

          Cuando un nicaragüense emigra, además de su maleta, sus temores e ilusiones, lleva consigo todos sus recuerdos más queridos. C...