En el Libro XXII de Bautismos, al Folio 175, se encuentra la siguiente nota de Monseñor Nicolás Antonio Madrigal: "El día 6 de agosto de 1947, por la tarde, se colocó la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y la de Juan Diego, en una piedra natural al otro lado del río, en la salida para la montaña..." La imagen fue traída a Dipilto el día 10 de febrero de 1947 y desde entonces comenzó a derramar sus gracias y favores entre los pobladores del lugar, del departamento y más allá de sus fronteras.
El primero de los milagros del que tenemos testimonio fue la cesación de una peste que afligió al pueblo de Dipilto, consistente en calenturas con sudor fétido y gran delirio, llegando a punto de estar las casas a puertas cerradas por estar todos sus moradores en cama. Queda constancia de que la petición del pueblo fue atendida por la Santísima Virgen de Guadalupe, naciendo de este hecho una confianza tal en la intercesión de la Virgen, que las gentes de todos los apuros y enfermedades acudían a la Virgen y notaban que con las aguas del río frente a la piedra se curaban sus males.
Casi a los siete años de estar favoreciendo únicamente a los habitantes del pueblo, que la han venerado, la Santísima Virgen quiso extender su maternal protección a otros pueblos, tanto de Nicaragua como de Honduras, haciendo brotar una fuente el día 29 de junio de 1953 en el barranco. El día 4 de agosto se hizo explorar el lugar y buscar causas naturales que explicaran el aparecimiento de agua en el lugar donde nunca había habido.
Texto tomado de "Santísima Virgen de la Piedra", Dipilto, Nueva Segovia. Imprenta Arquidiocesana de Managua.
(Foto cortesía de María Auxiliadora León Báez)
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