"Entre los guardaparques del Musún, podrá encontrarse con
Miguel del Socorro Jarquín Artola, un espigado joven de tez morena
y complexión delgada, quien cuenta fantásticas anécdotas
surgidas de la Reserva Natural, donde nació y creció como
un nato depredador de la fauna, hasta que se convirtió en uno de
sus más asiduos protectores.
(...) Una vez, en ese cerro, andábamos con mi papá, uno de
mis hermanos y dos tíos, y llevábamos un montón de
perros. Íbamos a cazar zahínos, cusucos, guardatinajas o
lo que encontráramos. Era de tarde, en un invierno, dice Socorro.
Como es característico durante el invierno, la densa neblina
cubría las montañas. Socorro y su padre del mismo nombre,
junto a su hermano Francisco y sus tíos Ubencio Martínez
y Facundo Guzmán, continuaban buscando animales para cazarlos.
El joven guardaparques añade: Seguíamos en el cerro y
de pronto: ‘pá, miramos que se despejó el lugar. Se levantó
la nube y quedó despejado. Entonces vimos unas trochas (caminos)
recién hechas, unas casas, gallinas, y eso nos preocupó porque
sabíamos que eso no existía. Buscamos cómo salir,
pero comenzamos a dar vueltas por el mismo lugar y nunca salíamos.
Estábamos perdidos en el mismo lugar.
Según el relato de Socorro, fue entonces que su tío Ubencio
les increpó:
Esto es algo que uno de nosotros lleva, porque si no ya hubiéramos
salido. Yo llevo unos huevos de gallina de monte que recogí en el camino,
respondió Francisco, el hermano de Socorro.
Entonces botálos porque si no nos vamos a quedar perdidos, advirtió
don Ubencio. Y Socorro continúa con su anécdota: Cuando mi hermano
botó los huevos, ya entonces logramos encontrar nuestras propias
huellas y pudimos salir del lugar. Después fuimos a comprobar lo
que habíamos visto y no pudimos volver a ver nada. Supimos que lo
que habíamos visto no existía y que fue por los benditos
huevos de gallina de monte que mi hermano se llevaba. Era como un lugar
encantado para que nadie se llevara nada."
Desentrañando las bellezas del Cerro Musún (Fragmento)
Escrito por Luis Eduardo Martínez M
2 DE MAYO DEL 2004 / La Prensa Mosaico