La leyenda de este personaje cuenta de mujeres con manía de
transformarse en este animal, las que amparadas por la oscuridad de la
noche, en lugares apartados y que consideran seguros, recitan conjuros,
rezan oraciones diabólicas y realizan un ritual que consiste en darse
tres vueltas para atrás y otras tres para adelante, esto según la
creencia popular, para echar el alma por la boca, le queda depositada en
un guacal o pana siempre le acompaña para estas conversiones. Al
concluir con este ritual, las mujeres quedan convertidas en chanchas de
gran tamaño, agresivas, fuertes y frecuentemente de color negro.
Según
la versión de aquellos indígenas crédulos y de gran imaginación, estos
seres increíbles han sido vistas llenos de lodo podrido, caminando al
trote por las calles y emitiendo gruñidos característicos.
Cuentan
los que han logrado ver enfrentamientos entre estos animales y sus
víctimas, que cuando una chancha bruja se acerca a la persona que quiere
dañar, ya sea hombre o mujer, aligera su trote emitiendo fuertes
gruñidos y luego la embiste con furia. La víctima al verse atacada por
este gran animal se llena de terror y trata de correr, entonces la
chancha sin darle tiempo de escapar, le da trompadas y mordidas en sus
piernas hasta derribarla, y en el suelo procede a golpearla hasta
hacerla perder el conocimiento.
Al amanecer del día
siguiente la víctima despierta toda golpeada, algunos aseguran que han
amanecido sin el dinero o los reales que portaban al momento de ser
agredidos por la chancha bruja, al igual que la chancha bruja, se cuenta
también que existen monas, ceguas, gallinas con pollos, etc., según
ella lo desee al momento de la conversión.
Cuenta el señor
Mariano Paniagua, que un sábado por la noche, manejaba su taxi por las
calles de Villanueva, una comarca localizada cerca de la frontera
con Honduras, en esa ocasión le solicitaron que hiciera un viaje a la
frontera del “Guasaule”, casi llegando a su destino tuvo la ocasión de
ver una gran chancha negra que llevaba un grupo de chanchitos en medio
de un lodazal, le extraño que la anímala fuera tan agresiva con los
peatones, que a esa hora de la noche caminaban rumbo a sus hogares, no
sabe si fue porque estaba cuidando a sus hijos o por ser uno de los
animales convertidos, de todas maneras el apartó su taxi y la dejo pasar
con sus animalitos, luego vio que desapareció en el monte y no la
volvió a ver más; sin embargo, le llamo la atención que parecía que la
chancha trotaba en el aire, eran como las diez de la noche de un fin de
semana caluroso y no le dio mayor importancia.
Tomado de Radio Tapita Nicaragüense por Gracias de Dios en Facebook.