
El municipio de San Rafael del Sur también guarda sus historias, memorias increíbles de tiempos pasados donde encontramos personajes como el anciano don Manuel Gutiérrez Pilarte que con buen humor y entusiasmo se jacta no sólo de haber visto pasar la Carreta Nagua, uno de los espantos más temidos y antiguos de Nicaragua, sino que incluso, insiste haberse montado en ella hace más de medio siglo y aún sigue vivo para contarlo.
“Eran como las doce de la noche y todavía estaban en la mesa jugando cuatro muchachos, dos contra dos. En eso se oyó que por la calle venía rechinando algo, aquellos hombres salieron corriendo para sus casas y yo me quedé en el billar, esperando que pasara lo que hacía ese ruido y vi que era una carreta”, afirma el anciano. “Al pasar la carreta frente a la puerta del billar —continúa— yo me monté en la parte de atrás y cuando vi quién la iba guiando sólo mire que era un esqueleto, lleno de huesos, pero no sé por qué no me dio miedo y seguí sentado en la parte trasera, hasta que me di cuenta que la tal carreta iba para el lado del cementerio, entonces me bajé y me fui a mi casa, en medio de la oscuridad, porque en esos días la gente se alumbraba con candil y sólo unas cuantas casas tenían luz eléctrica”, dice con elocuencia don Manuel.
A partir de ese suceso, dice don Manuel que ya no le tuvo miedo a nada y la fama corrió por el pueblo hasta que un día un amigo suyo que dudaba de su valentía lo retó diciéndole, que si se atrevía a ir sólo a las doce de la noche al cementerio y dejar una señal, le daba cien córdobas.
Esos cien pesos son míos —pensó— y esa misma noche se fue solito al cementerio y dejó un puñado de tierra encima de la sepultura de un muerto, con lo que convenció al amigo que le tuvo que pagar lo convenido no sin antes felicitarlo: “¡Ajá hombré, vos sí que me la das a creer que sos valiente!”
Historia de D. Manuel Gutierrez es fragmento de "El viaje de don Manuel en la carreta nagua" Orlando Valenzuela/La Prensa, 3 de diciembre, 2000.