martes, diciembre 07, 2010

La Purísima en California

La Virgen Santísima uniéndonos a todos los nicaragüenses, en cualquier parte del mundo, vivamos donde vivamos.




Purísima de doña Elia Jiménez de Los Angeles, California

sábado, diciembre 04, 2010

María de Nicaragua, Nicaragua de María

“¡Viva la Inmaculada Concepción de María!”



Toda Hermosa eres María


Toda hermosa eres María
desde tu instante primero,
pues la mancha original
no tuvo en tu ser derecho.

Tu eres de Jerusalén
la gloria y sumo contento;
Tu eres de Israél la alegría
y honra del cristiano pueblo.

Tu eres de los pecadores,
la abogada a cuyo esfuerzo
¡oh María, deben todos
tan favorable decreto!

¡Oh prudentísima Virgen,
de la castidad espejo!
¡Oh clementísima Madre,
abriga a todo tu gremio!

Ruega por nosotros pía,
tu intercesión sea presto,
porque nos confiera gracias
Jesucristo, Señor nuestro.

Por tu inmaculado Ser,
Virgen y Madre del Verbo,
del enemigo maligno déjanos,
Señora, exentos.

Nicaragua que es tu pueblo,
te canta con alegría,
¡Viva en los cielos y tierra
la Concepción de María!

Cantos a la Purísima
Sones y Villancicos navideños
(Radio Corporación)

Más cantos a la Virgen
(Nicaragua Actual)

Novena 
(Diriamba.info)

Novena 
(Cuapa.com)

Radio Maria 

Facebook 



Nuestra Tradición

El 7 y 8 de diciembre en las ciudades de Nicaragua se hacen altares en las casas, en donde se coloca la imagen de la Virgen de Concepción. Todas las personas que quieren pueden entrar en dicha casa pero deben gritar:

¿Quién Causa Tanta Alegría?
y el dueño de la casa contesta:

¡La Concepción de María!

El dueño del altar reparte a la gente chicha de maíz o coyolito, nacatamales, cajeta de leche, de coco, dulces, juguetes, gofios, estampitas de la Virgen, collares y sombreros de palma, caña de azúcar, limones dulces o cualquier otro tipo de frutas que no se desbarate porque las personas generalmente llevan consigo un saco de bramante para echar todo lo que reciben en las casas.


viernes, diciembre 03, 2010

Origen de La Purísima en León



 El historiador Edgardo Buitrago, en su importante monografía "Las Purísimas", en la página 106 nos dice:

"Muy a principios del siglo XVIII, los Frailes Franciscanos que ocupaban el antiguo Convento en honor de San francisco, donde hoy está el Instituto Nacional de Occidente-, celebraban en diciembre, novenarios en honor a la Inmaculada Concepción y era tanta la gente que llevaba que no cabía en el templo ni en el atrio, y viendo el entusiasmo y  devoción del pueblo, instaron a la gente para que rezaran los novenarios en sus casas a fin de que nadie se quedara sin rezar, y repartieron entre el público novenas y estatuitas de la Virgen, de china y de barro diciéndoles que adornaran los altares con flores humildes de sardinillo y jacalate.  Las familias, siguiendo las indicaciones de los Padres, rezaban en sus casas y convidaban a los vecinos".

"La señorita Teresita Ramirez Parajón, última descendiente de una estimable familia, que ha guardado sus tradiciones y su devoción a la Virgen, festejándola durante más de ciento cincuenta años ininterrumpidamente, - sigue refiriendo la versión recogida por Bertha Buitrago-, dice que su tatarabuela, doña Magdalena Valdivieso, madre de un fraile llamado Buenaventura Valdivieso, perteneciente a la Comunidad de San Francisco refería: Que en la Iglesia de San Francisco se celebran las novenas de la Purísima desde mucho antes de la Independencia y que su hijo, Buenaventura, le había obsequiado una novena que todavía existe.  Y añade la niña Teresita: Que siendo pequeñita conoció, en poder de su anciana lavandera y de otras personas, imágenes de la Virgen de las obsequiadas por los franciscanos.  Unas eran de china y otras de barro cocido que, aunque algo toscas, eran fiel imitación de la Inmaculada".


"Y la honorable dama, Doña Claudina Cortés viuda de Aguilar, continúa la versión diciendo que su madre doña Manuela Buitrago de Cortés, les contaba que los frailes franciscanos celebraban la novena a la Purísima en San Francisco, y siendo tan enorme la concurrencia que no alcanzaba en el templo, decían a las gentes que rezaran en sus casas, y que repartieran tabletas de pinol con dulce; de ahí la costumbre de repartir golosinas después de los rezos."

Edgardo Buitrago, sobre Rubén Darío, nos dice: "Nuestro gran poeta, Rubén Darío, tiene, a su vez, un recuerdo de infancia de las Purísimas.  Dice así en su autobiografía al referirse a las dos hijas de la viuda del general don Álvaro Contreras: A ambas había conocido en los días de mi infancia en casa de mi tía Rita.  Eran de aquellas con quien bailábamos y con quienes cantábamos canciones en las novenas de la Virgen en las noches de diciembre.  Lo que demuestra, palpablemente, que ya en la infancia de Rubén Darío, o sea, en toda la década de 1870 a 1880, las Purísimas eran ya una vieja y popular costumbre de León."

Tomado de Novena - Breve reseña histórica, antología y cantos - Pbro. Sergio Soler Lorío. Noviembre 2004.

La Purísima y su Origen (Versión tomada del sitio Hermanamiento León-Zaragoza)

Foto cortesía de José Rafael Burgos de Moralimpia.net

miércoles, diciembre 01, 2010

La Virgen Niña de Teresita Ramirez

Por Luis José Castro Jerez

Esta imagen de la Virgen Niña perteneció a la señorita Teresita Ramirez Parajón, natural de León de Nicaragua y fallecida a edad casi centenaria en la década del 60, quien la heredó por tradición familiar de su tatarabuela, Doña María Magdalena de Vílchez Cabrera y Castellón, hermana del Obispo de Nicaragua y Costa Rica, Don Juan Carlos de Vílchez y Cabrera (1763-1772).



Estas familias, de origen español, acostumbraban obsequiar la imagen de la Virgen Niña a la primera niña que fuese naciendo en la familia, quien, a su vez, debía legarla de igual modo de generación en generación. Teresita, al no tener descendencia, la obsequió a una sobrina, biznieta de su primo hermano Don Blas Pérez Ramírez.

Teresita Ramirez Parajón sirvió como fuente al Dr. Edgardo Buitrago Buitrago cuando este la entrevistó en la preparación de su artículo Historia de la Purísima en León.

Lea más notas de Luis José Castro Jerez

sábado, noviembre 20, 2010

Rafaela Herrera vence a uno de los mejores ejércitos del mundo


    "Al hablar de la Fortaleza de la Inmaculada Concepción, es inevitable el tener que referirse a la joven Rafaela Herrera y Sotomayor, concentrándonos, sin duda alguna, ante uno de los personajes más bellos y hermosos de la historia de Nicaragua y de América en general. (...) Nicaragua era uno de los principales objetivos de los ingleses, porque presentaba facilidades para la comunicación interoceánica, por lo que el Gobernador Inglés de Jamaica William Henry Lyttelton, recibió instrucciones de preparar una invasión de Nicaragua por el Río San Juan, con un ejército de tres mil hombres y más de cincuenta embarcaciones.  Amenazaba El Castillo de la Concepción, precisamente cuando el castellano de la fortaleza estaba gravemente enfermo.  En el lecho de muerte, Rafaela, altiva y decidida, jura solemnemente a su padre defender la fortaleza, aún a costa de su vida".



     A las tres de la tarde del día 29.VII.1762 se "reconoció en toda la campaña, río arriba y río abajo, puesto en cordón, el enemigo.  Rafaela subió al Caballero, cargó el cañón e hizo fuego a los enemigos.  Quiso Dios que fuese con tanto acierto, que al tercer cañonazo que dirigió a la tienda del Comandante inglés, quedase muerto y toda su gente en confusión.  Enfurecidos por la muerte de su jefe, los ingleses izaron siete banderas y emprendieron con saña el ataque al Castillo, continuándolo toda la noche, pero ya la guarnición, entusiasmada por el heroísmo de la niña, le opuso enérgica y valerosa resistencia."

    "Una circunstancia bien sencilla causó no poco temor a los ingleses. Viendo la intrépida joven Herrera que la oscuridad de la noche impedía distinguir las posiciones de los enemigos, hizo empapar unas sábanas de alcohol y, después de colocarlas sobre unas ramas secas, dio orden de inflamarlas y echarlas al río.  A su vista, los ingleses creyeron que se trataba del tradicional "fuego griego", no pudiéndose explicar cómo podían sobrenadar sin apagarse aquellas masas de fuego y cómo la corriente las arrastraba hacia ellos, se llenaron de pánico y huyeron, suspendiendo el ataque durente aquella noche. (...) Se retiraron dejando muchos muertos, varias embarcaciones perdidas, algunas útiles y sobre todo, el triunfo de una mujer.   No pocos piadosos lo atribuyeron a la poderosa protección de Nuestra Señora de la Pura y Limpia Inmaculada Concepción de la Concha, añadiendo que esta maravilla fue presagio el misterioso pasaje del gorrioncito del día anterior"...  (A las 5 de la tarde del día anterior, un gorrión había entrado volando a la Capilla de la Fortaleza y se mantuvo cantando y aleteando delante de la Santísima Imagen de Nuestra Señora por un corto período de tiempo).

Fragmentos tomados del folleto "Fortaleza de la Inmaculada Concepción de María" - Marena (Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales). Texto cortesía de Carlos Viscasillas de la Academia Nicaragüense de Ciencias Genealógicas.


Fotos: A trip to El Castillo on Rio San Juan
Fotos y folleto provistos por Heliodoro y Conchita Arana.


jueves, noviembre 18, 2010

Los zipes

    Otro personaje conocido por los campesinos de nuestra tierra es el travieso zipe. Estos curiosos enanitos tienen la característica de tener los pies volteados, ser barrigoncitos y enamorados, empedernidos de las muchachas y las mujeres hermosas de las comarcas. Dicen que circundan las milpas buscando como acercarse a éstas para robárselas y dejarlas perdidas en la selva después de haber logrado su propósito.

    
       Comentan algunas mujeres campesinas que los zipes también se roban a los recién nacidos sin bautizar, y se los llevan para perderlos en los caminos o hacer travesuras con ellos, como cuenta Wilfredo Alvarez, en su interesante historia del origen de la Loma del Zipe en Chinandega. Dicen que los hombres gustan atrapar estos enanitos porque una vez lo consiguen, pueden hacerlos trabajar a su voluntad, para que se encarguen de los trabajos más pesados y así poder ellos descansar. Pero atrapar un zipe no es tarea fácil, comentan los que lo han tratado. Son bien mañosos y bandidos. Además, una vez sirviendo al nuevo amo, éste tiene que ponerse vivo y con los "ojos al Cristo" porque si se descuida, en cualquier momento el zipe le puede robar a la mujer.




    

viernes, noviembre 12, 2010

Leyenda del Cadejo (Somoto)


Las personas mayores, como nuestros abuelos o tíos, son un cofre de sabiduría. Guardan tantos secretos como leyendas en su corazón.

Yo quiero dar a conocer  tantas historias bonitas que todos vivimos, el miedo, el temor, el espanto a lo que no sabíamos si era verdad o puro cuento, pero que nos alimentaba la pasión por escuchar.

Una noche arrimados al fogón, comenzamos mis primos y yo a preguntar si era verdad esto o aquello.

La noche era obscura y afuera soplaba un viento muy frío, por eso nos habíamos refugiado en la cocina.

La cocina de nuestros pueblos siempre es amplia, bien limpia y nunca está fría, siempre hay calorcito, porque todo el tiempo, desde que amanece el fuego, esta que bulle, como dicen, si las llamas corren y trepita mucho el fuego, es que va a llegar visita, y no sé cómo hacían para saberlo, pero al final resultaba verdad.

El olor a café, los frijoles cocidos, las tortillas recién hechas, la cuajada o el queso guardados en el tapesco o canasta que colgaba del techo, hacían el lugar preferido de las reuniones de familia.

Se vivía de una manera tan sencilla, pero tan bonita que hoy al recordar  nos llena de amor por aquellos recuerdos tan simples pero tan lindos.

Hoy les voy a contar otra de las leyendas que contaba mi tio Polito. Y aunque gracias a Dios él está vivo, ya está viejito y su mente no es la misma.  Decía que un día él  iba para Santa Teresa, un lugar cercano a Somoto, donde vivíamos, pero acostumbraba a madrugar, tanto que llegaba a los lugares donde iba, cuando la gente se estaba levantando, era una manía que tenía con eso de la madrugadera.

Él caminaba con un machete que tenía en su cacha una cruz labrada, para alejar espantos, según él.  Se montaba en un caballo negro, se calaba su sombrero que también lo tenía curado según sus supersticiones  y salía a ver su siembra de frijoles y maíz que era lo que cosechaba. también le gustaba llegar donde los familiares a la hora que estos estaban haciendo el café.

Pues se fue una madrugada y cuenta que la luna está oculta, que había un silencio en el camino que erizaba la piel, no se escuchaba ni un ruido, solo el ligero murmullo del río que cruzaba por un costado de la ciudad, y aunque lejos darle valor, más bien sentía un temor y un frío desconocido que le calaba hasta los huesos.

Los pocoyos salían y se le cruzaban en el camino. Estos animalitos que parecen gallinitas son de mal agüero.

Siguió su ruta e iba pensando en la pasada de la ceiba, un lugar famoso por sus apariciones, quejidos, y sombras. Otras veces él pasaba sin miedo alguno, pero ese día sentía algo raro en el ambiente, era como una premonición de lo que le iba a suceder.

Normalmente, los campesinos no le temen a nada y están acostumbrados a caminar de noche, pero por cualquier eventualidad  van preparados, con su magnífica en la cartera, y oraciones que aprenden desde niños para evitar les hagan daño. Mi tío no era la excepción.

Al fin, por muy despacio que fuera, llegó a la ceiba, un árbol tan frondoso y grueso de ramas copadas y muy altas que si la noche era obscura, él contribuía a que esa pasada fuera tenebrosa.

Si de día causaba su resquemor, imagínense en la noche, árida y solitaria.

Momentitos antes de llegar, por precaución desenfundó su machete y lo cruzó entre el y la bestia, cuando de pronto y de la nada, sale un animalito que el creyó que era un perrito que se había quedado abandonado por el lugar, sin embargo, dice, la cabeza se le creció, le entró un miedo que le castañeaban  los dientes y la bestia  que montaba se trastornó que no quería dar un paso más. Agarra su machete y le da al aire al animalito, que a todo esto había crecido de tamaño y se le abalanzó convertido en un enorme perro negro. Como pudo, volteó él su sombrero y le dio dos sombrerazos rezando una oración de protección, o lo que se acordó de ella,  le tiró dos machetazos y aquel animal enfurecido no ladraba, sino que emitía gemidos de rabia y de impotencia.

Se le tiró encima y lo revolcó bajándolo del caballo y este, emprendiendo la huida, lo dejó solo tirado en el camino.

Ya no supo más. Perdió el conocimiento y fue hasta muchas horas después que al llegar el caballo solo a la casa de los familiares, comprendieron que algo malo había sucedido y salieron a buscarlo, encontrándolo tirado en la tierra,  temblando de miedo, sin habla y con mucho frío.

Este mal rato le dilató muchos días en recuperarse, pues le dio una fiebre muy alta y  un pavor que no quería hablar de lo sucedido.

Pero como a otros ya le había pasado lo mismo, comprendieron que es lo que había vivido y con remedios caseros y baños de hojas lograron curarlo.

El ahora dice que fue el Cadejo malo que lo atacó, que es el mismísimo demonio, que sale en las noches
obscuras y solas a ganar adeptos, porque muchos mueren del corazón.

Existe, dice él, el cadejo blanco, pero que este te protege y te va acompañando todo el camino, hasta tu lugar de destino, donde desaparece en la nada.

Mientras este relato salía a luz, nosotros no queríamos ni movernos, ni ir a tomar agua, ni mucho menos acostarnos,  y mirábamos en la luz de los candiles, sombras fantasmagóricas en forma de perro.

Con el corazón a todo galope, queriéndose salir por la boca, esperábamos que los mayores se levantaran de los taburetes para seguirlos pegados a sus faldas. Estas leyendas siguen vivas a través de los tiempos para deleite terrorífico de nuestros hijos y nietos.

Son las supersticiones de nuestros pueblos y la vivencia del campesino, que nos ayuda a pasar  y recordar momentos agradables y tenebrosos.

®A. M: S. C.

Publicado el 11 de noviembre, 2010 en Nicaragua de mis Recuerdos con permiso de su autora.





Blog de Martha Isabel Arana - ¡Bienvenidos!

          C uando un nicaragüense emigra, además de su maleta, sus temores e ilusiones, lleva consigo todos sus recuerdos más queridos. ...