miércoles, diciembre 20, 2006
El rostro más querido de Nicaragua
jueves, octubre 19, 2006
A don Sinforofo le salio el diablo
La Noticia - 27 de agosto de 1946
A don Sinforoso Nata (Sevilla) le salió el diablo en una ocasión de la manera siguiente: una hermosa noche de verano en que había una espléndida luna, don Sinforoso había salido junto a sus amigos con guitarras, mandolina y violín para poner serenatas a las muchachas bonitas, cosa que hacían todas las noches porque eran aficionados a la música y unos terribles enamorados.
Una noche como a las dos o tres de la madrugada los parranderos se separaron por el barrio de El Rastro y tomaron el camino a sus casas, pero don Sinforoso, que vivía al otro extremo de la ciudad, tenía una larga travesía y al pasar por donde estaba la Casa del Águila, en la esquina opuesta reconoció una enorme piedra que arrastró hasta allí la corriente cenagosa del aluvión.
Vecina a esa piedra estaba una casa mediagua en cuya puerta reposaba sentada una hermosa mujer peinando sus largos cabellos negros. Al verla don Sinforoso, que era un empedernido tunante, se dirigió a ella y después de saludarla de manera romántica, comenzó a requerirla bajo la espléndida luz de la luna sin que le rechazara una sola palabra, ni los manoseos aplicados a la bella desconocida. Entonces don Sinforoso la invitó a dormir porque era muy noche. Ella pronto obedeció y se levantó del asiento, que metió dentro de la casa, diciéndole al Romeo que pasara adelante.
No terminaba aún de hablar cuando don Sinforoso había entrado y al abrir los brazos para abrazarla, la hermosa mujer se transformó en una enorme llamarada de fuego y de pronto desapareció. El tunante quedó impávido sin poder hablar. Haciendo las cruces salió corriendo y rezando las oraciones que se sabía. Al alcanzar las trescientas varas, desde la mediagua se oían grandes jajayos de mujer y resonaron en el silencio fuertes voces que decían: “Adiós Sinforoso Nata, que ni el diablo se te escapa,
Fragmento tomado de Cuentos de la Managua antigua, articulo de Francisco Gutierrez Barreto
END, 19 de octubre de 2006.
Foto: Skyscrapercity
martes, agosto 01, 2006
El espanto de la cañada
Varias veces, escuché que me silbaban o escuchaba como si me llamaran, pero nunca le tomé importancia, puesto que el humor de los campesinos nicaragüenses, es muy peculiar en ese sentido, les gusta asustar. En realidad tomé lo que me dijo la anciana como un cuento más de camino. Don Simón, me decía, al tomar la cañada de regreso, como a las 8 de la noche, que me pusiera la cotona al revés, para burlar los espantos. Tampoco nunca le hice caso, ya que tomaba eso como cuentos de camino, porque venía de la ciudad y no creía en eso.
Un día me quedé más de lo debido en casa de Don Simón, porque la conversación con él y su hermano estaba muy amena. Cuando me di cuenta eran las 11 de la noche, así que decidí tomar camino hacia la finca. Cuando monté en el caballo, Don simón me volvió a decir, que me pusiera la cotona al revés, y no le hice caso. Tomé camino hacia la finca. Como a un kilómetro de la casa de Don Simón, el caballo se paró en seco y no quería avanzar, hice varios intentos de quererlo hacer avanzar y fue imposible. Me recordé lo que me había dicho el señor Simón, de ponerme la cotona al revés, lo hice y le solté las riendas al caballo, que acto seguido salió a todo galope. Me aferré a la albarda lo más fuerte posible, yo pensé que el caballo se me había encapotado( así dicen los campesinos, cuando un caballo no quiere dejar de correr), esta vez si escuché las voces cerca de mí, me llamaban con mi nombre, me decían 'Heyy miraaá, Fernandooooooo' Escuché silbidos, hasta sentí que alguien me seguía, llegué a la finca, desmonté el caballo, me fui al albergue que nos habían dado, que era una cabaña, donde se guardaban las herramientas, albardas, y utensilios de la finca. Dejé el caballo, entré a la cabaña, miré mi cena que estaba servida como siempre, y mis otros dos compañeros, pues dormidos. Cuando acerqué el candil, para comer, no sé que me dio y volteé a ver mi cotona. Mi susto fue grande al ver que la cotona que me había puesto al revés, estaba normal. Tenía 13 años de edad, me dieron escalofríos, dejé la cena y me metí en mi hamaca, hasta el día siguiente.
Le comenté a Don Pedro que era el mandador, y la respuesta fue 'no jodás, no sos el primero.'"
La Taconuda
Según Ninoska Chacón, este espíritu maligno que bien podría ser protagonista de cualquier libro de terror, es un "remedo huesoso, hediondo y escalofriante de una mujer de quien se decía que 150 años atrás había muerto trágicamente a manos de un familiar y que desde entonces aterroriza a los cortadores de café". Por otro lado, Eduardo Manfut nos cuenta que La Taconuda "es una mujer de 7 pies de estatura, joven, pelo largo que le llega hasta la pantorrilla, delgada, zapatos de tacón altos y curvos, de cara seca, de ojos hondos labios pronunciados pintados y risueños, chalina negra, bustos respingados, vestido blanco con un fajín de plata y hebilla cuadrada grande y un cintillo dorado en el pelo...cuando pasaba dejaba un gran aroma de perfume y por eso la identificaban, pero no a todo hombre se llevaba."
Esta espantosa aparición con cuerpo de mujer, se aparece entre los cafetales nicaragüenses aprovechando las sombras de las noches frescas de esta región. No se sabe con exactitud como luce, lo único que es comentado con acierto, es el terror que provoca a quienes tienen el infortunio de ser los elegidos por ella. Tras escuchar su risa macabra entre los cafetales, algún hombre o capataz de alguna finca desaparece misteriosamente, y a la mañana siguiente amanece como atontado o dundo, mudo completamente, desnudo o peor aún, muerto con una mueca de terror clavada en su mirada perdida.
viernes, julio 28, 2006
Los niños de San Jacinto (update)
En el departamento de León, hay un lugar turístico llamado "Los hervideros de San Jacinto" donde las personas que visitan el área pueden caminar rodeando las fumarolas del Volcán Telica, contemplar el agua azufrosa que brota de las entrañas de la tierra y observar el hervor de los llamados "guacalitos", como los pequeños guías turísticos suelen llamar a los huecos burbujeantes que emanan en esta región.
Sin embargo, lo curioso de este singular lugar, es la presencia de esos pequeños guías, niños entre 7 y 16 años quienes le indican a uno por dónde caminar, en un territorio que parecen dominar a la perfección. Uno, temeroso de dar un mal paso, termina confiando en ellos, disfrutando del lugar mientras escucha cuentos y relatos de sus experiencias.
"'Váyase caminando por donde vea monte, ese nace ahí porque no hay agua hirviendo abajo, hágame caso porque aquí en cualquier momento se abre un huacalito, una señora gringa que vino dijo que la dejáramos sola y de repente se fue para atrás y cayó en uno de los huacalitos, el misterio de esto es que cuando alguien se va en ellos se cierra y se abre en otro lado', aseguran los niños para que los visitantes sigan sus instrucciones y los remuneren con una moneda al final del recorrido." (Haydeé Brenes Flores, END, sept. 13, 2004)
La historia es verídica, me aseguró nuevamente uno de estos muchachos ahora que fui a Nicaragua y visité el lugar. "No sólo la señora gringa desapareció, sino que también se quemó un geólogo por no hacer caso y pararse donde no debía", me alertó.
El grupo de niños no estaba esta vez que fui porque según me dijeron andaban en la escuela para aprender inglés y poder seguir contando historias interesantes a los turistas.
El muchacho que nos guió nos aseguró que ponerse barro en la piel ayuda a evitar manchas y es muy bueno. Para mi horror y sorpresa, se acercó a una fumarola sin importarle que andaba descalzo ¡y simplemente metió la mano para que probáramos el barro!
Después de leer el Estado Mundial de la Infancia 2006: Excluidos e invisibles de UNICEF, me acordé de estos niños y de una foto en especial que encontré unos meses atrás y que me llegó al alma. Quisiera compartirla aquí como un pequeño tributo a esos pequeños héroes de mi patria. Esos chavalitos que trabajan desde chiquitos para buscar el sustento diario, que se forjan como "todo un tayacán" como cantaría Carlos, y que son ejemplo vivo de pobreza y dignidad.
"La actividad volcánica de este sitio cerca de León en Nicaragua es sorprendente, pero mucho más sorprendente son los niños, que descalzos, te ayudan a visitarlos y a no caer en algunos de los sitios donde la tierra, literalmente, HIERVE." - José Cuerva
Agradezco la generosidad del señor José Cuerva que me ha permitido que publique la fotografía última de este post para este propósito.
El Señor de las Nubes
Many years ago, in the region of Jinotega, a boy named Mixtli was born. As he grew older, he showed no interest in the typical activities of his age. Instead, day after day, all he did was sit and watch Cerro Chirinagua, obsessed with the pretentious idea of wanting to speak with the gods and see what they looked like.
But the gods did not like the idea of a mere mortal wanting to speak with them, and they decided to punish him. His young skin wrinkled in an instant, his once black hair turned silver, and by the end of the day, the boy had become a stone giant. Since then, Mixtli, the Lord of the Clouds, still stands there, now covered by the lush forest, eternally gazing at the sky and forever guarding the mists of Jinotega and the rains that bless and beautify this region. To read other legends in English
miércoles, julio 26, 2006
La historia de Aquel Almendro...
Ahora que estuve en Nicaragua, cayó en mis manos la historia detrás de la canción, anécdota que me pareció bonita compartir en el blog para los que "no sabíamos el cuento" porque después de todo, ¿a quién no se le viene de golpe toda su infancia cuando siente algún aroma o disfruta aquel sabor familiar?
...Hubo un día en que su primita María Lourdes Paguaga, el nombre verdadero de la María Inés de la canción, quería almendras.
- Te voy a dar las almendras pero si me das un beso - propuso Carlos Mejía, y se fue raudo al árbol, bajó las almendras y se las entregó. Pero en lugar de darle un beso, la primita salió corriendo adonde su papá y le puso la queja de que Carlitos quería darle un beso a cambio de almendras.
- Venga para acá jovencito- le dijeron ¿con que usted anda molestando a mi hija?
El escarmiento fue tenaz. Los días pasaron. Las almendras maduraron. Los niños crecieron. María Lourdes se casó a los 17 años, Carlos Mejía enrumbó su vida de cantor, y un día, durante una fiesta familiar cantó la canción y develó el secreto de quién era la musa de El almendro de 'onde la Tere, aunque ya casi toda la familia lo sabía.
...Ahora en las fiestas familiares, cuando Carlos Mejía toca la canción, siempre la dedica con cariño a doña María Lourdes y su esposo, don Luis Peralta, e incluso don Luis pide que la cante.
Y antes de empezar a tocarla, Carlos Mejía no deja de bromear con su prima recordándole: 'Todavía me estás debiendo el beso de las almendras."
Fragmento de "El Beso de las almendras" por Eduardo Marenco Tercero. La Prensa Magazine, 9 de mayo del 2004.
Blog de Martha Isabel Arana - ¡Bienvenidos!
C uando un nicaragüense emigra, además de su maleta, sus temores e ilusiones, lleva consigo todos sus recuerdos más queridos. ...
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"Me dijo una señora de la Costa Atlántica que el árbol de chilamate en cuanto florece, su flor cae a la tierra. Además, no flo...
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