"Dicen los viejitos pescadores que viven en los aledaños a la laguna de Masaya que el Viernes Santo sale, a la orilla de la costa de la laguna, el diablo convertido en un gran venado con grandes cachos y echando fuego por los ojos. Contaba don Juan Galán que cuando andaba en su balsa pescando en la laguna a eso de las dos de la mañana, vio un venado grande con los ojos vidriosos en la costa de la laguna, preparó su arma y le hizo dos disparos, lo vio caer y llegó al lugar donde había caído el animal y no había rastros del mismo.
De nuevo don Galán se adentró en la laguna, al rato de estar ahí vio de
nuevo al venado, esta vez más grande, como del tamaño de un buey;
preparó nuevamente su rifle y le disparó dos balazos y lo vio caer, pero
esta vez se acercó con mucho miedo, rezó y se encomendó a Dios, llegó
donde había caído el animal y su sorpresa fue grande pues no había
rastro del tal venado. Perdió el conocimiento y unos pescadores lo
encontraron en su balsa en medio de la laguna, posteriormente exclamaba
don Juan ¡Es el diablo el que me salió!, ¡Es el diablo el que sale ¡ahí!."
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