Yasica y Yaguare

Según cuenta el historiador matagalpino Eddy Kürl Aráuz, existió alguna vez, una hermosa niña india que al nacer sus padres "le llamaron Bilguit, que significa algo así como Frágil Doncella. Sin embargo, cuando creció, dio muestras de todo lo contrario, pues le gustaba salir de caza con los muchachos, trepaba con facilidad los árboles más altos, no temía a los animales silvestres, pues se le veía, a veces, jugando con ellos. Incluso, los amigos le llevaban boas que ella gustaba andar en su cuello. Tuvo un coyote que domesticó como un perro, lo mismo, así, con un halcón. Ella corría tan veloz como un venado, nadaba y buceaba como un pez. Con el tiempo, los que la conocieron la llamaban Yasica, que en lengua matagalpa significaba Doncella Veloz. Era muy bella, morena, de ojos y cabello negro y largo. Más recordada era por su personalidad que conjugaba lo valiente con lo amable, la sabiduría con el atrevimiento. Sabía usar el arco como un cazador nativo y hacer sus flechas de tafixte (varilla lisa muy dura)"

La región donde ella vivía, aunque bañada por frescos ríos y bendecida por un clima agradable, presentaba un serio problema. Era continuamente amenazada por otra tribu que no dejaba que su gente viviera tranquila. Ni ellos, ni sus vecinos, la tribu amiga del Cacique Yaguan.

Yasica era compañera inseparable de juegos de Yaguare "que corre veloz", hijo de Yaguan. Cuando fueron adolescentes, cansados de estar continuamente en guerra con la tribu que los hostigaba, decidieron unir sus fuerzas y su amor para buscar un lugar tranquilo para vivir . Les fue dicho por el sukia o sacerdote de la tribu que en el destino de ambos estaba formar un nuevo pueblo, valiente y bello, en un lugar muy cerca el Río Kiwaska que serviría de refugio para su gente.

Los valientes muchachos, aunque temerosos porque no tenían idea de como encontrar el lugar indicado, no vacilaron en su aventura, y tomando una canoa, escaparon río arriba queriendo atrapar sus sueños. Después de mil odiseas, se encontraron por fin una mañana a orillas de una gran montaña, donde había una gigantesca roca por donde bajaba una corriente de burbujeante agua fresca. Reconocieron al contemplar el reflejo del sol ante tanta belleza, que ese era el lugar que tanto buscaban y donde encontrarían, finalmente, la paz anhelada. Yasica quiso que el lugar se llamara Yaguare, como su príncipe, y una gran descendencia nació de la profunda unión de ambos. Sus hijos crearon nuevas tribus llamadas como ellos: Matagalpa, Molagüina and Solingalpa. Y a partir de ellos otras tribus se formaron hasta poblar este hermoso valle.

"En un pequeño cerro, localizado en el sector sur de la ciudad de Matagalpa, la familia de don Nazario Vega (el constructor de la Catedral de Matagalpa) encontró allí por el año 1890 lo que parece ser la tumba de un personaje real de la cultura de los indios matagalpas. La familia de don José Vega, sobrino de don Nazario, ha guardado por más de un siglo una de las piezas encontrada allí. Se trata de una escultura de cerámica de un personaje indígena de muy buenas facciones en una posición muy noble, es decir que se encuentra sentado en una posición solemne, está adornado con collares, aretes, aros, pulseras, estolas, posee una corona con plumas aparentemente de quetzales, y con las manos cruzadas al frente a la manera de un estadista precolombino..... Su posición principesca, atuendo y aparentes joyas significa que el personaje en cuestión era un noble de su raza indígena, así como el lugar central y sitio privilegiado en que fue sepultado en la cercanía del antiguo poblado de Molagüina, bien podría ser la escultura del príncipe de la romántica leyenda del pueblo matagalpino, Yaguare, fundador de Matagalpa junto con su novia la valiente, tenaz y trabajadora Yasica." - Manfut

Foto tomada de Matagalpaxtrem

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