"Es sano para el espíritu escuchar las narraciones de los pescadores en los atardeceres, cuando han concluido sus labores y el mismo mar reclama un descanso. Mitos y leyendas surgen entonces, interminables, acompañadas de los sonidos eternos del océano.
"Don Leoncito tiene cien años de vida, es un viejo moreno, alto y fibroso, rostro enjuto, requemado por mil soles. Sin duda es el patriarca de El Ostional, donde todo el mundo lo conoce y lo respeta, lo que incluye a su esposa de igual edad, doña Berta Lidia Collado, que, sentada en un taburete, escucha atenta hablar a su marido.
Una vez me fui a pescar con un amigo a esos lados de La Flor, por esos lados de El Coco. Cuando veníamos de regreso a eso de las cuatro de la tarde, vimos que salía, de allá de aquellas costas, una embarcación de vela. “Esos son los Pomares que andan pescando”, dijo mi amigo. “Podría ser”, le contesté. Pero me fijé que a pesar de ser de vela, el bote venía a gran velocidad... Aun así no rompía aguas, parecía que iba en el aire. Cuando ya venía cerca le digo: “Fijáte que no viene nadie de gente...”, hombré, y el tal bote siguió mar adentro, y de repente se quedó quieto, vertical, no lo mecían las olas... “Vamos”, le dije a mi amigo. “Vamos, pues”, me contestó, pero cuando enfilamos hacia allá, aquella lancha desapareció. Nos temblaban las canillas de miedo, y con un calenturón regresamos a la casa... Son muchos los misterios que tiene el mar y estos ojos han visto algunos. Me dijeron que debía haber llegado hasta el velero y que ahora sería millonario... A lo mejor... Tal vez por cobarde sigo siendo pobre. "
Fragmento de Mario Fulvio Espinosa
"Don Leoncito y Rogelio cuentacuentos del Mar"
La Prensa/2 de septiembre, 2001
2 comentarios:
Me gustan estas leyendas de Nicaragua en el recuerdo. Tienen sabor a mar y a misterio. Don Leoncito me recuerda al protagonista de El viejo y el mar de Hemingway. De hecho el protagonista está inspirado en pescadores reales y todos deben parecerse un poco.
Hola Joselu, espero que tu año haya comenzado maravilloso. Tienes razón, a mi también me recordó El viejo y el mar, especialmente este pequeño párrafo de los cuentos de don Leoncito que omití para otra ocasión: "Una vez sacamos un mero tan grande que lo tuvieron que domar cuatro hombres, lo partimos en pedazos para la gente de las cuatro casitas que formaban el pueblo. Teníamos mucho compañerismo, y en ese tiempo las langostas andaban alborotadas... y eran enormes" ... se parece al pez enorme de Hemingway que ni siquiera cabía en la barca no?
A mi me encantan estos relatos fantásticos...
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