La Carreta Nagua es una de nuestras tantas leyendas que por generaciones ha perturbado el sueño de nosotros los nicas, desde que tenemos uso de razón. He escuchado diferentes versiones acerca de su origen, pero en lo que todas coinciden, es que la carreta de nuestra historia está embrujada, es ruidosa, tenebrosa y recorre las calles de los pueblos de mi tierra aprovechando las sombras de la noche.
"La carreta Nagua se desplaza sola, halada por dos bueyes que la conducen lentamente al peso de la noche o la madrugada" me relata Don Denis Rocha. "La leyenda de la carreta Nagua fue traída por aquellos que vinieron de México cuando poblaron las tierras de Nicaragua. Se trata de una carreta que se desplaza sola, sin boyero, halada por dos bueyes que la conducen lentamente al peso de la noche o la madrugada. La leyenda con el tiempo paso a ser parte del folclore nicaragüense.
La primera vez que oí hablar sobre la Carreta Nagua fue cuando vivíamos en la Calle Candelaria, una de las pocas calles pavimentadas de la vieja Managua. "Si no te volvés a dormir" me dijo mi madre sentenciándome, "voy a abrir la puerta para que te lleve la Carreta Nagua." Era de madrugada, la claridad estaba todavía muy tenue para poder distinguir los objetos. De repente oí un ruido extraño que venía de la calle, parecido al golpeteo de una rueda que da contra el pavimento. El sonido convenció a mi mente infantil que efectivamente en ese momento estaba pasando el mencionado armatoste fantasmagórico que transportaba a los niños mal portados. La treta que usó mi madre para amedrentarme dio el resultado esperado, pues a partir de ese momento ya no volví a molestar y me eché a dormir. Desde esa fecha el incidente quedó grabado para siempre en mi subconsciente. "
La primera vez que oí hablar sobre la Carreta Nagua fue cuando vivíamos en la Calle Candelaria, una de las pocas calles pavimentadas de la vieja Managua. "Si no te volvés a dormir" me dijo mi madre sentenciándome, "voy a abrir la puerta para que te lleve la Carreta Nagua." Era de madrugada, la claridad estaba todavía muy tenue para poder distinguir los objetos. De repente oí un ruido extraño que venía de la calle, parecido al golpeteo de una rueda que da contra el pavimento. El sonido convenció a mi mente infantil que efectivamente en ese momento estaba pasando el mencionado armatoste fantasmagórico que transportaba a los niños mal portados. La treta que usó mi madre para amedrentarme dio el resultado esperado, pues a partir de ese momento ya no volví a molestar y me eché a dormir. Desde esa fecha el incidente quedó grabado para siempre en mi subconsciente. "
(Versión tomada directamente de Denys Rocha y recogida por Martha Isabel Arana - 18 de septiembre, 2005)
"La Carreta Nagua is one of the many legends that from generation to generation had haunted the dreams of us nicas, ever since we were small. I have listened to different versions about its origin, but all these stories agree that this is a bewitched, noisy cart that crosses the streets of the towns in the middle of the night, taking advantage of the shadows. "La Carreta Nagua (the Nagua cart) moves hauled by two oxen that slowly lead it in the middle of the night" says Denis Rocha. "the legend of La Carreta was brought by those who came from Mexico once they lived in Nicaraguan lands. Through the years, this legend has become part of Nicaraguan folklore.
The first time I heard of La Carreta Nagua was when we lived at Candelaria Street, one of the few paved streets of old Managua. "If you don't go back to sleep" scolded my mother "I am going to open the door so the Carreta can come and get you." It was at daybreak, the light was still very tenuous to be able to distinguish the objects. Suddenly I heard a strange noise that came from the street, similar to the bumping of a wheel against the pavement. The sound convinced my youthful mind that indeed, the Carreta was there, ready to take all the naughty children. The words of my mother were very effective because I stopped bothering her and went back to sleep. From that that day on, this incident was forever engraved in my mind. " -Denys Rocha