miércoles, enero 12, 2011

Sabor a Nicaragua

Nicaragua sabe a nacatamal, huele a sacuanjoche y suena a marimba.
Nicaragua tiene sabor a agua de coco, a tierra mojada y a carnita
asada de la esquina.


En la mañana, gallopinto con tortilla y una taza de café con leche
y en la noche a atol con güirila. Es un buen pedazo de queso
ahumado con tortilla, es una taza de leche agria de donde los Narváez.




Nicaragua tiene sabor a jocote tronador, a pelusita de tamarindo, a
guayaba madura, a cajeta de leche de Diriomo, a raspado Loly que
cuando metemos el dedo para que el hielo nade mejor en el sirope
nos queda manchado y no podemos negar que comimos raspado.




Para el hambre que quema las tripas, no basta con una carne en baho, se
requiere una orden de carne asada, maduro frito con queso y un buen
vaso de chicha, quién sabe si un vigorón también.


Nicaragua es el peso de las flores que adorna la cabeza de la
monimboseña, el zensontle que cruza los montes, el guardabarranco
sobre la rama. Es el meneo sensual del la costeña y su palo de mayo
y la tristeza norteña del violín de talalate.

Tanto rogar por alcanzar el paraíso, y lo tenemos a la vuelta: las
isletas de Granada sin tráfico, ni vidrios ahumados, ni televisión.
En Corn Island, es fácil encontrar nuestra soñada isla desierta y
percibir los olores de este hueco del planeta!

Huele a pescado, a aceite de coco, a cuerpo al sol, a agua salada.
Nicaragua sabe a naranjada, a limonada, a pozol con leche. Es tiste
envuelto en hojas de chagüite, es maiz pujagua, es yoltamal y
revuelta.


Suena a 'me lo das con ipegüe' a 'aquí va el chancho con yuca'; a
viva el Boer', 'viva el Diriangén', sabe también a un cumbo de atol
caliente en una tarde de lluvia a cajeta de purísima en diciembre,
huele a madroño y a reseda. Nicaragua, como dijo Rubén, es pequeña
pero uno grande la sueña, grande para los que se quedaron, grande
para los que nos fuimos y grande para los que sólo están de paso.





Es el calor que te despierta sudando de la siesta y el aguacero que
te arruina el uniforme del 15 de septiembre. Nicaragua es vivir con
la danza de los lagos bajo tus pies y con el olor del fogón
llamándote cuál canto de sirena.

Nicaragua es temblor, es lagos, es lagunas, es volcanes. 'Alabado
sea el santísimo sacramento del altar...', el tum tum de los
chicheros en la procesión, los negritos y las 'vacas' anunciando a
Santo Dominguito. Es San Jerónimo Doctor con su pito y su tambor en
Masaya, el San Sebastián en Diriamba. Es el promesante, el eterno
penitente donde caminando curamos las penas, damos las gracias y
pedimos lo que creemos que nos falta.



Nicaragua suena a cigarras anunciando lluvia, a pocoyos al amanecer
y a monos congos en la noche de la selva atlántica.

Nicaragua es un triángulo en donde se conjugan perfectamente el
Cocibolca y el Xolotlán. Que linda es Nicaragua bendita de mi
corazón. No hay una tierra en todo el continente tan hermosa y tan
valiente como es mi nación.

Nicaragua tiene el ardor de una raja de canela, el picorcito del
clavo de olor, y el tinte del achote. Huele a gallina de patio, al
almendro de´onde la Tere, a níspero y a marañón. En Navidad sabe a
chompipe relleno, en Semana Santa a curbasá y a cuznaca y en las
fiestas patronales a chancho con yuca, a indio viejo, a masa de
cazuela.



Nicaragua, Nicaragüita la flor más linda de mi querer. Salve
azucena divina, cantan los fieles marianos en las purísimas. Otros
preferimos el caballito chontaleño, la queja india, el solar de
Monimbó, algunos no tan viejos recordamos a los Pancasán de épocas
pasadas y a Panchito Cedeño.

A mí, la patria me sabe, me huele y me suena a sacuanjoche, es azul
y blanca, es huele de noche, es jazmín recién cortado y
parafraseando a uno de nuestros grandes compositores, Erwin Krüger:
'quiero tener el consuelo de quedar cuando me muera cerca del
fresco arroyuelo en cuyas aguas bebiera y así mi alma por los
montes cuando esté clareando el día convertida en un zensontle
cantará estás melodías'.

Así es Nicaragua, así es mi país, la tierra mía donde yo nací.


Autora del poema: Nora Cedeño de Hernández
Nicaragüente residente en Panamá por más de 25 años.

Agradecimiento y aclaración  ( febrero, 2006)

Hace algunas semanas mencioné que me gustaría saber quién había escrito Sabor a Nicaragua, precioso poema que ha adornado nuestros sitios cibernéticos, se ha duplicado docenas de veces en redes sociales y foros nicas, circulando otras tantas en cadenas de correos que llenan de nostalgia a los lectores que leen y releen estos ya famosos versos.
Hoy tuve una agradable sorpresa.  Recibí noticias de la señora Nora C. De Hernández, autora de dicho poema con esta hermosa explicación:  

"He dejado que mi sentimiento recorra anónimamente
y a veces bajo la pluma de otro
el mundo de los nicas afuera
porque no,
el sentimiento de nostalgia no es mi patrimonio
sino el de los que nacimos en este triángulo centroamericano
que se llama NICARAGUA."


Todas las imágenes utilizadas en este tema cuentan con permiso de su autor
William Ampié Silva creador del grupo en Facebook
Jinotepe lindo y querido.