El pretendiente irrumpió hasta el altar, tomó por la cintura a doña Inés y espada en mano se abrió paso hasta la calle, donde el galope desapareció con dirección al poniente. Seis jinetes perseguían a los raptores. Don Álvaro desvió la ruta internándose a los llanos. Extraviado llegó hasta el mar, donde divisó una enorme peña, en la cual se estrellaban las olas del mar.
Hizo su lecho en una cueva en la roca y a medianoche, un tigre que regresaba después de realizar sus andanzas rutinarias, encontró huéspedes no invitados, que se convirtieron en su alimento.
Las osamentas y ropas de ambos fueron encontrados al día siguiente por el padre de la novia. Desde entonces, la enorme roca es conocida como: La Peña del Tigre.
Tomado de La Prensa - 6 de abril de 2003
Fotografía: Parker Hilton
Hizo su lecho en una cueva en la roca y a medianoche, un tigre que regresaba después de realizar sus andanzas rutinarias, encontró huéspedes no invitados, que se convirtieron en su alimento.
Las osamentas y ropas de ambos fueron encontrados al día siguiente por el padre de la novia. Desde entonces, la enorme roca es conocida como: La Peña del Tigre.
Tomado de La Prensa - 6 de abril de 2003
Fotografía: Parker Hilton
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