La campana de San Sebastián

Se cuenta, que allá por los tiempos del Capitán Pedro Gutiérrez y de los Motas y Salazares traían procedentes de España una artística campana de legítimo bronce y de buen quilataje de oro, vibrante, sonora, fina, para la Iglesia San Sebastián en Diriamba. Al atracar la embarcación a la playa, el Pacífico, que a veces no es tan Pacífico, hizo zozobrar la embarcación en las vecindades del sitio llamado posteriormente "El Astillero". Una parte de la tripulación pereció ahogada y otra se salvó.

La precaria campana se fue al fondo del mar. Mas San Sebastián hizo el milagro de que manos misteriosas llevaran la campana a un sitio oculto, en la playa, que más tarde de denominó "El Mogote", donde fue guardada la campana en una cueva, cuya entrada mira hacia el mar. Las olas embravecidas cuidaban y cuidan la entrada de esa cueva, donde la planta humana no osaba penetrar.

Pero los vecinos del pueblo oían en ciertas noches un tropel de caballos que velozmente se dirigían fuera de Diriamba, hacia el mar. La imaginación popular divagando en aquellas noches oscuras, mientras rutilaban las estrellas arriba y el silencio se hacía aquí abajo en la paz del poblado, completó la leyenda de la campana de San Sebastián.

El tropel que se oía a deshoras era la cabalgadura en que viajaban Santiago acompañado de los ángeles que se dirigían veloces con la velocidad de la luz, hacia el cerro denominado "El Mogote", a repicar la campana en honor del glorioso mártir y no son pocos los que la oyen sonar en el viento que viene del mar.

 

Leyenda recogida por Leopoldo Serrano tal como aparece en Muestrario del folklore nicaraguense, Pablo Antonio Cuadra y Francisco Pérez Estrada, Hispamer 2004

Foto: Diriamba.info

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