La leyenda del Volcán San Cristóbal

Cuenta la leyenda, según leí alguna vez, que el ronco y sonoro Momotombo es en realidad un brujo que fue hechizado y convertido en volcán hace muchísimo tiempo. Sin embargo, cuando aún era brujo, en su ira porque había sido expulsado de nuestra tierra, convirtió varias de nuestras hermosas montañas en los inquietos volcanes que hoy han hecho de Nicaragua su residencia permanente.

Una de esas supuestas montañas, convertida a impresionante cono, es el Volcán San Cristóbal, también conocido como El Viejo en la época colonial y que hoy día domina nuestro territorio.
Acerca del origen de este coloso, Mayra Pardillo Gómez (Fecha publicación:12/07/2004/Argenpress.Info) escribe acerca de otra hermosa leyenda indígena previamente publicada en la Revista Folklórica Nicaragüense Tata Chombo.

"... en una época muy remota un príncipe, cuyas tierras se extendían hasta las cercanías de Matagalpa (al noreste de la capital), vagaba melancólico entre majestuosos ríos y bosques.

En el momento en que se internó en las altas montañas norteñas iba calzado con cueros de mapache y su cuerpo apenas cubierto con la piel del primer tigre que cazó.

El guerrero tensó su arco para disparar sobre un venado, pero en el mismo instante en que iba a soltar la cuerda mortal salió de entre los arbustos una agraciada figura.

Desnuda y con el pelo negro sobre los pechos y espalda corría la princesa Donaji tras una mariposa, mientras su ágil mascota se internaba en la verde espesura.

El príncipe dejó caer visiblemente emocionado el arco y las flechas, sorprendido ante la deslumbrante hermosura de la joven.

Narra este pasaje de la fantasía que de un gigantesco pino el dios mitológico del amor o Cupido acertó con su dardo en el corazón del joven.

Cuando el príncipe le pidió a la joven que se fuera con él, ella le respondió: 'No podría vivir sin mi montaña; moriría de nostalgia, sino que vuelvo a oír la canción de los pinos... Adiós amado mío'.

Heredero de un lazo mágico, enrolló con él al volcán y lo arrancó desde la base, cargándolo sobre sus hombros, mientras en sus brazos sostenía a la princesa.

La llevó hasta un lugar cerca de lo que hoy es Chinandega -en la frontera norte con Honduras- y allí depositó al coloso y habitó por siempre con su amada.

Según cuenta la leyenda, los espíritus inmortales de Chontal y Donaji viven en la cúspide de la Santa Montaña y por eso siempre está coronada por un penacho blanco que en ocasiones adopta la figura de la princesa."


Webcam de Ineter para contemplar en vivo los Volcanes San Cristóbal, Telica, Cerro Negro y Momotombo:

http://www.ineter.gob.ni/geofisica/webcam/


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