El señor Denys Rocha me proporcionó este relato acerca de una inusual petición que recibió una costurera vecina, en alguna noche tibia de aquellas hermosas de nuestra tierra. Muchas gracias mi estimado Denys por compartir tus recuerdos. Debo admitir que mi curiosidad no cesó hasta llegar al final de la historia.
"Había una costurera que pasaba cosiendo hasta altas horas de la noche en su casa de tablas que estaba frente a la entrada trasera de la nuestra, al otro lado del callejón. Una noche que estaba trabajando con la puerta abierta, se presentó una mujer pelo largo a solicitarle le hiciera un vestido. Era una petición inusual por lo avanzado de la noche. La costurera dijo, después, que la mujer trataba de esconder el rostro con el pelo y que su voz era débil y casi apagada. En aquel momento, dice que sintió repelos y escalofríos en todo su cuerpo ante la súbita aparición de aquel extraño ser. Inmediatamente, se levantó de su asiento donde estaba sentada y le pidió a la mujer que saliera porque iba a cerrar la puerta y que regresara al día siguiente. Cuenta la costurera que cuando la mujer dio la vuelta para salir, vio como el espantajo se desvanecía poco a poco mientras caminaba, hasta convertirse en una mona. Desde entonces, nos dijo, "he dejado de trabajar de noche y para evitar futuras apariciones diabólicas he puesto palmas benditas en las puertas de la casa."
Versión tomada directamente de Denys Rocha y recogida por Martha Isabel Arana, 2005.
Foto: "Madre Nicaragüense" - Acrílico sobre tela, Hilda Vogl