Comentan algunas mujeres campesinas que los zipes también se roban a los recién nacidos sin bautizar, y se los llevan para perderlos en los caminos o hacer travesuras con ellos, como cuenta Wilfredo Alvarez, en su interesante historia del origen de la Loma del Zipe en Chinandega. Dicen que los hombres gustan atrapar estos enanitos porque una vez lo consiguen, pueden hacerlos trabajar a su voluntad, para que se encarguen de los trabajos más pesados y así poder ellos descansar. Pero atrapar un zipe no es tarea fácil, comentan los que lo han tratado. Son bien mañosos y bandidos. Además, una vez sirviendo al nuevo amo, éste tiene que ponerse vivo y con los "ojos al Cristo" porque si se descuida, en cualquier momento el zipe le puede robar a la mujer.