La experiencia de don Chico Mercado
“Pues resulta que eso fue un Viernes Santo como a las doce de la noche. Me fui a la orilla de la Isla Seca a comprarme una botella de guaro. Ya andaba algo sesereque y me vine para mi casa. De repente detrás de mí vi dos mujeres que me seguían y que se carcajeaban... Sentí miedo, y para disimular me detuve a encender un cigarro... Pero las risas seguían... Se me espeluznó el pelo y el pellejo se me puso como de pollo. Eran unas mujeronas altas, vestidas de negro y como encapuchadas. Había un tabaquillal, y allá por aquel palito de sauce me agarré con una de ellas. Me defendía con un machetillo que andaba, pero sentía que los golpes que daba era como que los diera con una hoja de chagüite. De repente llegó la otra mujer y me golpeó también a pescozones.
Corrí como pude y llegué a mi rancho. ‘Ve Chicó’ —me dice la mujer— ‘que andás acompañado’. ‘No’, le digo ‘Pues es que acaban de pasar dos objetos por ahí buscando para Las Pencas, iban en grandes risotadas’. Le conté mi aventura y me dijo: ‘Esas eran las ceguas’”. “Me acosté y al día siguiente que la mujer me vio me preguntó: ‘¿Bueno y esos morados?’”. “Es que me pegaron las ceguas”, le dije y me quedé echando, sebo serenado por mucho tiempo. Y como les conté a varios me quedaron diciendo “El Jugado de Cegua”.
Lo que vivió Don Toñito García
“La mujer vaga que quería salir de cegua se ponía una como máscara, que podía ser un gran guacal con hoyos, el pelo era de cabuya o de burillo con colguijos de olote, usaba una gran bata como ‘La Gigantona’, pero lo que más culillo daba era un pitazo agudo que daba con un pitillo chiquito de barro. Eran mujeres que se enamoraban de los hombres, pero si ellos no les hacían caso, se juntaban, dos, tres o cuatro para asustar al desamorado. Se venían a medianoche escondidas rodeando al hombre y pitando desde la distancia. El hombre creía que era una sola mujer que podía salir desde varios lugares, a veces se volvía loco o quedaba baboso y la gente le decía “Jugado de cegua”.
Fuente: www.laprensa.com.ni
Mario Fulvio Espinosa
4 comentarios:
Hola Isa, Feliz Año Nuevo, un beso... estamos leyendonos, jaja
Claro que si, ya sabes como es el vicio por aquí, jeje.
¡Mira que si encuentro una cegua cuando vuelva esta noche a casa...!¡Qué maravilla de leyendas y de lenguaje lleno de sabor y arcaísmos! Es una joya. Feliz año, Martha.
Hola Joselu, que agradable ver tu mensaje por aquí.
Hablando de la riqueza del lenguaje, fíjate que precisamente por eso traté de copiar al pie de la letra los recuerdos de este señor tal y como los contara alguna vez. Creo que parte de lo hermoso de conocer leyendas, es escucharlas (o en tal caso leerlas) sintiendo el sabor y la gracia de su narrador. Esa emoción transmitida en la historia hasta el punto de hacernos dudar y asombrarnos ante lo desconocido es la clave de este proceso maravilloso. Saludes!
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