Las noches del 79 y el platillo volador
E scrito por Martha Isabel Arana Fullerton, California 20 de abril del 2012 T odo había pasado por nuestro repertorio de niños con futuro incierto que se entretenían a jugar para no sentir. Benottos y Shoppers, hula hoops, los huevos en las esquinas, sal y pimienta, stop , 123 queso. Tardes de rayuela y Harold Lloyd colgado en su mundo blanco y negro de un reloj. Un Monopolio viejo secuestrado del armario de alguien, patines de hierro con frenos azules, el cero escondido, el pegue corrido y también el congelado. Ya habíamos asaltado el parque, jugado jacks, hecho varias excursiones de inspección a las futuras etapas del reparto y visitado la casa de los fantasmas, la que tenía un arbolito enfrente, que era la primera de la cuadra. Habíamos cazado mariposas y contado cien de los mejores chistes en las aceras cálidas del barrio. Nos habíamos aprendido de memoria el LP de Grease , en una jerga que cantábamos al unísono igualita según nosotros al inglés. Habí