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El espíritu del tesoro enterrado de Sutiava

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En la comunidad indígena de Sutiava, en la ciudad de León, se cree que dos veces al año sale de las aguas tibias del balneario de Poneloya, el espíritu de un tesoro enterrado. Esta aparición nocturna que aparece en semana santa y agosto, tiene forma de un cangrejo gigante, dorado porque es de oro, y con ojos brillantes como piedras preciosas. Recorre el camino que va de Poneloya hasta llegar a Sutiava (variante Subtiava o Sutiaba), dando vueltas en las esquinas principales de la ciudad, cruzando puentes, recorriendo calles, cruzando plazas, esquivando las manos de los más atrevidos que pretenden atraparlo y que al pasar cerca de él, quedan sin poder moverse y mudos por varios días. Según la historia, la leyenda del "punche (cangrejo) de oro" como es popularmente conocida, nace después que los conquistadores ahorcaran al Cacique Adiac en un gran árbol de Tamarindo que aún se preserva, mudo testigo de los tiempos. Se comenta entre los leoneses que el cacique está encantado y

Cuentos del Cerro de Oro

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Don Hilario Vanegas, del Consejo de Ancianos de Sutiaba, en León, nos platicaba de las cosas raras que pasan en el Cerro de Oro que queda por el lado de Abangasca. Parece que ese mismo cerro es el que los indios llamaban Cerro de los Cuatro Vientos. Cuenta la tradición que allí estaba Adiact, el último cacique indígena, cuando fue apresado por los españoles y asesinado. Bueno, pues por allí pasaba don Hilario una mañana del mes de Noviembre con su carreta cargada de leña cuando faaa..., se le zafó una rueda: - "Hombre, carajo... ¿cómo hago ahora? ¡Yo no apeo esa leña...! ¡Ah, ya sé, vaya buscar una pluma! Con un ganchito ahí, la palanqueo, la levanto y le meto la rueda". Don Hilario se metió al monte y cuando venía ya con el gancho... : - "Eh... ¿y esa chavala linda? ¡Linnnda la muchacha! De un color bonito y toda vestida de blanco, todo, todo, zapatos y todo. No más verme me dice: - ¿Ya tiene el ganchito? - ¡Vaaa!, le digo yo. Pero ya la rueda está

Los Zahoríes

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"Cuentan los indígenas que hace mucho tiempo existieron los Zahoríes, seres muy extraños de ambos sexos que tenían el poder de adivinar el futuro y el pasado de las personas. Su aspecto era deforme y feo, con un cuerpo raquítico y una cabeza desproporcionadamente grande. Los Zahoríes tenían una ranura en forma de cruz en cielo de la boca y no podían articular palabras; se comunicaban por medio de señas y chillidos, que eran interpretados por sus familiares. Era común que permanecieran acostados, ya que el peso de su cabeza los dominaba y no les permitía andar. Los pobladores no les tenían miedo, al contrario, llegaban a consultarlos con frecuencia, pues aseguraban que el poder de la adivinación era un don verdadero. Las consultas eran pagadas y recogían mucho dinero, pero aunque siempre daban a la persona la información que buscaban, se negaban a atender a aquellas que sabían que sólo llegaban para conocerlos y burlarse de ellos." (Fuente: House of pinol ) Interesante defini

Los poderes mágicos del árbol de Chilamate

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     "Me dijo una señora de la Costa Atlántica que el árbol de chilamate en cuanto florece, su flor cae a la tierra. Además, no florece de las ramas como otros árboles, sino del tronco. Continuó diciéndome que en el mundo de los que conocen la magia saben que uno tiene que estar listo con un paño que sea cien por ciento algodón para esperar la caída de la flor. Si uno logra capturarla antes que toque el suelo, con este acto usted acaba de obtener la cita con el demonio o ángel caído, ya que la leyenda dice que el diablo no te lastimará solo por el hecho de tener valor suficiente de enfrentarse a él y tiene merecido pedirle cualquier cosa. Se dice de estas personas que de la noche a la mañana se han vuelto ricas debido a que tuvieron valor de enfrentarse al diablo y pedirle algo.      Bueno y después conocí a un señor de Granada que me dijo que él había hecho todo esto en la playa del Lago Cocibolca, en uno de los árboles que se observan ubicados donde se rentan las lanchas y l

Nos asustan en mi casa de Nagarote

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Es muy raro, me atrevería a decir casi imposible, que exista un nicaragüense que no tenga un vecino, familiar, o amigo que no sepa el cuento de alguna casa que "asusten". Desde la internacionalmente conocida Quinta Angélica, hasta una casa en Managua en la cual yo misma fui testigo de uno que otro fenómeno misterioso, no hay familia que escape inmune a este tipo de relatos. "En esta casa asustan" le confesó hace poco una amiga a mi mamá. Así le aseguró la última vez que fue a visitarla a Nagarote, municipio de León. Esta familia tiene ya un año viviendo en esa casa y nadie les había contado que en ella asustaban. La verdad, dicen ellos, es de que se alegran que no haya sido así, pues de otra manera hubieran estado prejuiciados. "Escuchamos todas las noches cosas que se caen, vamos a ver y no es nada. Oímos pasos que recorren los cuartos y una presencia que atraviesa la cortina de bambúes que tenemos en la sala, haciendo el mismo sonido que hace al trasp

El espanto de don Odilón y su puesto de agua

Los nicas tenemos una imaginación rica, nos encanta buscar explicaciones, nos dejamos llevar por rumores y deseosos de comentar algo misterioso, llegamos a conclusiones que muchas veces distan de ser una solución lógica. Así sucedió con el caso de Don Odilón, según narra Denys Rocha, testigo mismo del hecho. "Como les venía diciendo, don Odilón había muerto hacía tres días y la gente tenía miedo pasar de noche por el callejón donde estaba el puesto de agua que él había manejado en vida. Es que se había regado la noticia que a las doce de la noche se oía el ruido del carrillo y el malacate dando vueltas como si alguien jalara agua del pozo y la trasladara del balde a la pileta. Los vecinos del difunto afirmaban que a través de la rendija de la casa habían visto la silueta de un hombre encaramado en el brocal del pozo en plena faena. Todas estas bolas llevaron al vecindario a la conclusión que don Odilón estaba saliendo. "Seguramente anda en pena porque su súbita muert

La sombra

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Con más de un siglo de antigüedad, las casas de la ciudad de León esconden misterios tan increíbles como la imaginación de sus habitantes, quienes conversando en las aceras de sus casas, o compartiendo con los vecinos, mantienen vivas estas historias para el deleite de nuevas generaciones. En el corazón de estos caserones, amplios corredores bordean patios interiores que han sido testigos mudos de eventos ocurridos a través de los años. Situaciones que por no saberse a ciencia cierta han dado pie a toda clase de especulaciones y cuentos.  José Ernesto Arana quien reside en esta ciudad, me comentaba lo que presenció una noche, en la casa donde alquila en la actualidad. "León es una ciudad caliente en tiempos de verano. La única forma de poder dormir es abriendo las puertas de los cuartos que dan al patio y los corredores para sentir la brisa fresca de la madrugada. Una noche estaba yo durmiendo con las puertas y las ventanas de mi cuarto abiertas. Una de las puertas y la ven

Verde es el río

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“ Mi reino vivirá mientras estén verdes mis recuerdos .” José Hierro ¡Aquí todo es verde! Verde el camalotal de las vegas. Verdes los guabos y sus vainas henchidas de habas dulces. Verdes las iguanas tendidas al sol. Verdes sus crestas férreas y altivas. Verdes los chocoyos que pasan en bandadas o se almuerzan en jubilosa algarabía un guayabal. Y las tortugas hurañas que saltan de sus troncos viejos se zambullen y luego se pierden. Verde el canto de las oropéndolas cuando terminan de colgar sus nidos. Verdes las hormigas náufragas sobre algas a la deriva. Verde el sombrero de hojas que se hacen los niños para esconderse del sol en el reflejo del río. Verde-rojo. Verde-azul. Verde-amarillo. Verde-marrón. Verde las loras. Verde los garrobos. Verde los chichimecos. Verdes como el viento que despierta a la mañana. Verde la lluvia fresca sobre el ramaje de los mangos. Verde, a veces, el vientre suculento de las ceibas y la sombr

Cuentos y leyendas de los Indios Matagalpas

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Cuento # 1. La leyenda de Yasica y Yaguare Yasica Yasica, era la hija de un guerrero de la tribu matagalpa que vivía al este del actual departamento de Matagalpa, y que se escapó de su pueblo con Yaguare siguiendo consejos de un anciano de que ambos formarían un gran pueblo donde nace el río Ucumulali (Río Grande). Yaguare Yaguare, era hijo del cacique Yaguan que hastiado de las continuas guerras con los sumos huyera con su novia, y juntos fundaron el poblado de Matagalpa (Arriba en las piedras. Según el padre Guillermo Kiene) Para el año 1530 los conquistadores españoles ya se habían asentado en la región del Pacifico de Nicaragua, es decir en: Nicaragua (Rivas), Granada, León y El Realejo. Y desde 1527 habían enviado misiones a buscar yacimientos de oro a unas 20 leguas al noreste de León, esto era en los límites de la Taguzgalpa (Tierra de la plata) donde fundaron en 1539 el poblado minero de Santa María de Tologalpa, cerca de la actual ciudad de Ocotal.

Adiós mi lagunita ¡si pudiera llevarte!

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"Algunos años antes de la Conquista de América, regía una parte del territorio de Cuscatlán (El Salvador) un Cacique que tenía una hija, princesa a la vez. Por aquellos tiempos viajaban de norte a sur caravanas de tribus entre México y Centroamérica. Un día, por los dominios del Cacique pasó un indio con trazas de mercader, pero de noble aspecto. Llevaba ricas telas y presentes, y fue recibido cordialmente por el Cacique cuzcatleco. Venía —según decía el viajero— de las posesiones de su padre, en el Reino de Quiché. Una sola vez se miraron el forastero y la hija del Cacique y quedaron prendados uno del otro. Aquella misma noche el galán la requirió de amores y comenzaron a charlar íntimamente: 'Mi región -dijo él - está más allá de las montañas... Mi padre estará contento de que te lleve conmigo.' Ella, embelesada, le escuchaba atentamente, había nacido entre ellos un amor a primera vista. Él insistió en su propuesta: '¿Qué me dices? ¿Quieres irte conmigo a las pose

Los pechos de Ometepetl

Cuenta la leyenda que hace muchos años, en la zona hoy mejor conocida como la Isla de Ometepe, los habitantes indígenas de esa región tenían leyes muy estrictas y no permitían que sus tribus se mezclaran entre sí para formar una nueva descendencia. Sin embargo, una tarde, un hombre joven, fuerte, de nombre Nagrando y perteneciente a la tribu de los Nagrandanos, caminando por la zona encontró su destino en los ojos de Ometepetl, quien pertenecía a la tribu de los Niquiranos. Aún sabiendo que hablarle a la joven no era conveniente, Nagrando no pudo evitar caer hechizado ante la sonrisa de la bella muchacha, ni sentirse turbado ante su deslumbrante belleza. La hermosa Ometepetl de igual manera, quedó perdidamente enamorada del joven guerrero arrebatada por su fuerza y su belleza física. A escondidas se encontraban, lejos del mundo, para entregarse a un íntimo abrazo que sólo a ellos pertenecía. Sin embargo, un día fatídico fueron descubiertos por un cazador que avisó al cacique de la re

Yasica y Yaguare

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Según cuenta el historiador matagalpino Eddy Kürl Aráuz, existió alguna vez, una hermosa niña india que al nacer sus padres "le llamaron Bilguit, que significa algo así como Frágil Doncella . Sin embargo, cuando creció, dio muestras de todo lo contrario, pues le gustaba salir de caza con los muchachos, trepaba con facilidad los árboles más altos, no temía a los animales silvestres, pues se le veía, a veces, jugando con ellos. Incluso, los amigos le llevaban boas que ella gustaba andar en su cuello. Tuvo un coyote que domesticó como un perro, lo mismo, así, con un halcón. Ella corría tan veloz como un venado, nadaba y buceaba como un pez. Con el tiempo, los que la conocieron la llamaban Yasica , que en lengua matagalpa significaba Doncella Veloz . Era muy bella, morena, de ojos y cabello negro y largo. Más recordada era por su personalidad que conjugaba lo valiente con lo amable, la sabiduría con el atrevimiento. Sabía usar el arco como un cazador nativo y hacer sus flechas de taf

La leyenda de la dulce y bella Xalí

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Cuenta la leyenda que una noche de plenilunio, la Laguna de Masaya fue testigo de una hermosa pero trágica historia de amor. Dominaba aquellas tierras el Cacique Nindirí, cuya hija era famosa en la región por su dulzura y belleza. Xalí que era el nombre de la princesa, estaba ya ofrecida en matrimonio a Nancimí, el hijo del Cacique de Jalata. Un día, Kieg, el hijo de un cacique quiché que visitaba esta región nicaragüense quedó locamente enamorado de Xalí desde que la vio, provocando los celos e ira de Nancimí. Nindirí gustaba de Kieg, encolerizando aún más al Cacique de Jalata y su hijo que se sintieron traicionados por su amigo. Puesto que Xalí se había enamorado de Kieg, su padre no vaciló en ceder y permitirles que unieran sus vidas para siempre. Se celebraron grandes fiestas en honor de los novios, pero nunca sospecharon que entre los presentes se encontraría Nancimí preparando su venganza. Abrazados estaban los amantes preparando su vida juntos, cuando una flecha certera atraves