Los cuentos son como una especie de enlace mágico que une generaciones tras generaciones. Es muy común en Nicaragua escuchar a las personas decir que entre los detalles que más recuerdan de su niñez, está la imagen del abuelito, abuelita, de la china (la nana), del vecino o la vecina mayor que contaba historias maravillosas que los hacía transportarse a un mundo misterioso y lleno de aventuras. Carolina Sediles recuerda con inmenso cariño esos momentos en que de niña, su abuelo compartía historias con ella y su familia. "Fijate que mi abuelo se ponía a contarnos a todos los nietos historias y leyendas como la de la Llorona, el Cadejo y esas cosas, pero él no perdía oportunidad para echar a andar su imaginación, contando historias que él se inventó. Era el tiempo de la guerra, época en que nadie trabajaba y estábamos toda la familia, tíos, primos, hermanos, sobrinos, nietos, en fin todos en un solo lugar, un lugar fuera de la ciudad. Me imagino que para distraernos y para dis